Color: Morado
Santoral
San Juan Damasceno, Doctor de la Iglesia
Nos ponemos de pie. Recibimos al padre que presidirá nuestra eucaristía, y cantamos.
Hermanos: Esta magnífica exhortación orienta nuestro encuentro con Jesús.
El amor del Señor,
que viene a salvar a los pueblos
y alegrarnos de todo corazón,
esté con todos ustedes.
Rito penitencial
– Tú vienes a salvarnos.
Señor, ten piedad.
– Tú nos muestras tu misericordia.
Cristo, ten piedad.
– Tú quieres que nadie perezca.
Señor, ten piedad.
Liturgia de la Palabra
Primera lectura (Is 40, 1-5. 9-11): Escuchamos el anuncio gozoso del profeta: el Señor ha perdonado a su pueblo.
Salmo (Sal 84, 9-14): El salmo expresa el gozo de quien “escucha al Señor anunciar la paz”. Participamos de esta oración, aclamando: Muéstranos, Señor, tu misericordia.
Voy a escuchar lo que dice el Señor: / "Dios anuncia la paz / a su pueblo y a sus amigos." / La salvación está ya cerca de sus fieles, / y la gloria habitará en nuestra tierra. R.
La misericordia y la fidelidad se encuentran, / la justicia y la paz se besan; / la fidelidad brota de la tierra, / y la justicia mira desde el cielo. R.
El Señor nos dará la lluvia, / y nuestra tierra dará su fruto. / La justicia marchará ante él, / la salvación seguirá sus pasos. R.
Segunda lectura (2Ped 3, 8-14): San Pedro nos exhorta a tener una conducta santa y piadosa para esperar la venida del Señor.
Queridos hermanos: No perdáis de vista una cosa: para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. El Señor no tarda en cumplir su promesa, como creen algunos. Lo que ocurre es que tiene mucha paciencia con vosotros, porque no quiere que nadie perezca, sino que todos se conviertan. El día del Señor llegará como un ladrón. Entonces el cielo desaparecerá con gran estrépito; los elementos se desintegrarán abrasados, y la tierra con todas sus obras se consumirá. Si todo este mundo se va a desintegrar de este modo,¡qué santa y piadosa ha de ser vuestra vida! Esperad y apresurad la venida del Señor, cuando desaparecerán los cielos, consumidos por el fuego, y se derretirán los elementos. Pero nosotros, confiados en la promesa del Señor, esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva en que habite la justicia. Por tanto, queridos hermanos, mientras esperáis estos acontecimientos, procurad que Dios os encuentre en paz con él, inmaculados e irreprochables.
Evangelio (Mc 1, 1-8): Juan Bautista, el mensajero de Dios, pide conversión para que sean perdonados los pecados.
Comienza el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Está escrito en el profeta Isaías: "Yo envío mi mensajero delante de ti para que te prepare el camino. Una voz grita en el desierto: "Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos."" Juan bautizaba en el desierto; predicaba que se convirtieran y se bautizaran, para que se les perdonasen los pecados. Acudía la gente de Judea y de Jerusalén, confesaba sus pecados, y él los bautizaba en el Jordán. Juan iba vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y proclamaba: "Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo."
Credo
Proclamemos nuestra fe en la misericordia de Dios, siempre dispuestos a perdonar: Creo...
Oración de los fieles
Elevemos nuestras plegarias al Señor, para que todos los pueblos adviertan que él viene a salvarnos.
A cada intención, pedimos: Ayúdanos a confesar nuestras faltas. ¡Ven, Señor Jesús!
Por la Iglesia, mensajera de Cristo: para que siga preparando el camino del Señor en todos los pueblos. Oremos.
Por los que trabajan por la prosperidad de los pueblos: para que puedan nivelar las injustas desigualdades que padecemos. Oremos.
Por los que sufren en los hospitales, las cárceles y los geriátricos: para que experimenten el consuelo de Dios. Oremos.
Por nuestra comunidad parroquial: para que se aplanen las discordias y se levanten los ánimos en el servicio fraterno. Oremos.
(Añadir y/o sustituir intenciones).
Ayúdanos a confesar nuestras faltas, Señor, y convierte nuestro corazón para que seamos mensajeros de tu perdón y tu paz. Te lo pedimos...
Presentación de las ofrendas
Ofrecemos al Señor nuestros esfuerzos por mejorar nuestra vida conforme a lo que nos pide Jesús.
Prefacio (Adviento II)
Demos gracias al Señor, nuestro Dios, porque, en Jesucristo, justifica a los pecadores y sostiene a los débiles.
Padrenuestro
Invoquemos con fe al Padre siempre dispuesto a mostrarnos su misericordia y darnos su salvación: Padre nuestro...
Cordero de Dios
Éste es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Jesús, que viene a salvarnos. Dichosos los llamados a la cena del Señor.
Comunión
Hermanos: Recibamos la fuerza de Jesús para purificarnos del mal y entregarnos a las obras del bien.
Avisos parroquiales
(Después de la Oración postcomunión).
Rito de conclusión
La Misa ha terminado. Nuestra misión comienza.
Hermanos: Nuestra misión es maravillosa: ser mensajeros de Dios; preparar el camino por donde Jesús pueda venir a nosotros y a cuantos nos rodean.
El Señor esté con ustedes.
Señor todopoderoso, rico en misericordia: Guía a tu pueblo que desea preparar con esmero el encuentro con Jesús.
Y que la bendición de Dios...
Despedida
Hermanos: Volvemos a la vida diaria con la alegría de llevar una hermosa misión: ser mensajeros del perdón y la paz del Señor.
1. REGALA una sonrisa cada día. Con ella te sentirás feliz tú y quien la reciba.
2. SUEÑA aunque tus pies toquen la tierra
3. LLORA cuando una nostalgia o tristeza te lo pida. Una lágrima no es debilidad, ayuda a recuperar una sonrisa.
4. PERDONA tus propios tropiezos y los de los demás. Lo importante es darte y dar la posibilidad de pararse y volver a caminar.
5. INTENTA todo lo que sientas latir en tu corazón y en tu alma. Confiado que te hará feliz.
6. VALORA los que pequeños como los grandes regalos que te de la vida. Juntos llenarán tu corazón de felicidad.
7. GUARDA cada enseñanza recibida, cada afecto compartido como tesoro que por siempre te harán sentir vivo.
8. DESCARTA aquello que pueda hacerte daño o sepas que no tiene sentido.
9. RESCATA todo lo que te permita crecer y ser feliz en familia y con amigos.
10.COMPARTE con todos los que te rodean, lo mejor de ti y sentir que vale la pena creer, soñar y vivir por un mundo mejor.
Pautas de la Homilía.
INICIO.
1.-El Adviento es el anuncio de espera porque el Señor está cerca: nos invita a mirar al futuro y nos abre a la esperanza. “La esperanza es la virtud teologal por la que aspiramos al Reino de los cielos y a la vida eterna como felicidad nuestra, poniendo nuestra confianza en las promesas de Cristo y apoyándonos no en nuestras fuerzas sino en los auxilios de la gracia del Espíritu Santo” (CIC 1817)
2.-El Adviento es un tiempo para esperar, para celebrar y para recordar. En este tiempo lanzamos un grito de alegría desde lo profundo de nuestra existencia porque sabemos que “la salvación anunciada es la salvación que nos trae el Señor”, que nos exige un esfuerzo de cambio personal, una profunda renovación y conversión.
3.-En este segundo domingo de Adviento, y el tercero, la figura de Juan el Bautista es el eje central del evangelio: desde la austeridad, la justicia y la honradez, Juan anuncia la llegada de Dios. Y les pide cambiar sus vidas, mejorar sus caminos y pedir perdón por sus pecados.
DESARROLLO:
1.-En la primera lectura, el profeta Isaías recuerda que Dios no había olvidado a su pueblo en medio del destierro de Babilonia, y le comunica un canto de consolación: “Consolad, consolad a mi pueblo”
*le promete un retorno gozoso en el que el Señor se pondrá al frente de su pueblo como Buen Pastor.
*El Señor viene cargado de bienes, él mismo viene con el deseo de perdonar y de olvidar.
2.-San Pedro nos invita a ser santos e irreprochables ante el Señor.
3.-La voz de Juan el Bautista resuena en el desierto, lo mismo que resonó la voz de Moisés. El nuevo éxodo que a anunciaba Isaías comienza a realizarse.
+En este nuevo tránsito será el mismo Dios que se hace uno de nosotros por el sí de una mujer, María.
+La respuesta que Dios exige del hombre se sintetiza magistralmente en toda la predicación del precursor, Juan Bautista. Juan pide a la gente que cambie radicalmente en su interior y “prepare el camino del Señor”
+Juan diseña todo un programa para recibir al Salvador:
a) “allanar los senderos”, es decir, recuperar la fidelidad al Señor.
b) “elevar los valles”, es decir, salir de nuestras desconfianzas.
c) “abajar los montes y colinas”, es decir, rebajar las ambiciones personales.
d) “enderezar lo torcido”, es decir, romper las ambigüedades de nuestra vida.
e) “Igualar lo escabroso”, es decir, nivelar con justicia las desigualdades de nuestro mundo.
+Juan nos señala cómo debemos prepararnos para acoger la venida del Señor desde una actitud coherente y confiada.
FINAL:
1.-Que la orientación hacia el retorno de Cristo y la actitud de estar en camino hacia su retorno final nos ayude a vivir con esperanza alegre este tiempo del Adviento. 2.-Que esta Eucaristía reafirme las actitudes esenciales para vivir con autenticidad el Adviento: la humildad, la pobreza, el deseo de Dios, la esperanza, la vigilancia, la fe, la alegría y la caridad.
3.- Que María, la mujer del Adviento, icono de la Iglesia y de la Humanidad, nos ayude a buscar, a encontrar, y seguir con fidelidad a su Hijo Jesús.
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