Color: Verde
Hermanos y hermanas: Dios habla a los hombres por medio de sus enviados, que, en la Biblia, se llaman profetas. El profeta tiene la gloriosa misión de ser mensajero de Dios, pero, a la vez, sufre resistencias y el rechazo de quienes deben recibir la Palabra del Señor.
En este 4º domingo Durante el Año se nos retrata de cuerpo entero: por un lado, somos profetas que anunciamos a Dios; pero también somos ese pueblo que se resiste a recibir y practicar la Palabra de Dios.
Nos ponemos de pie. Recibimos al padre que presidirá nuestra eucaristía y cantamos.
Yo te constituí profeta para las naciones. Combatirán contra ti, pero no te derrotarán, porque yo estoy contigo para liberarte. Así habla Dios en la primera lectura.
Hermanos: Desde el bautismo, a todos, el Señor nos asegura “no te derrotarán, porque estoy contigo”.
La alegría y la paz de Dios Padre,
que ungió a Jesús
para anunciar la liberación
a todas las naciones,
esté con todos ustedes.
Acto penitencial
Somos profetas de Dios, pero también esos hijos rebeldes que rechazan su Palabra incluso despreciamos a sus mensajeros. Pidamos...
– Tú fuiste enviado a evangelizar a los pobres. Porque nos cuesta imitarte.
Señor, ten piedad.
– Tú nos amaste hasta la entrega total. Porque nos cuesta practicar la caridad.
Cristo, ten piedad.
– Tú tienes palabras de vida eterna. Porque las descuidamos y las rechazamos.
Señor, ten piedad.
Manifestemos nuestra agradecida alabanza a la Santísima Trinidad que, en Jesús, nos comunicó su amor. Gloria ...
Liturgia de la Palabra
Primera lectura (Jer 1, 4-5. 17-19): El profeta Jeremías cuenta cómo lo llamó el Señor para ser su mensajero y cómo le aseguró su ayuda.
te nombré profeta de los gentiles.
Tú cíñete los lomos, ponte en pie y diles lo que yo te mando.
No les tengas miedo, que si no, yo te meteré miedo de ellos.
Mira; yo te convierto hoy en plaza fuerte, en columna de hierro, en muralla de bronce, frente a todo el país:
frente a los reyes y príncipes de Judá, frente a los sacerdotes y la gente del campo.
Lucharán contra ti, pero no te podrán, porque yo estoy contigo para librarte." Oráculo del Señor.
A ti, Señor, me acojo: no quede yo derrotado para siempre; tú que eres justo, líbrame y ponme a salvo, inclina a mí tu oído, y sálvame. R.
Sé tú mi roca de refugio, el alcázar donde me salve, porque mi peña y mi alcázar eres tú, Dios mío, líbrame de la mano perversa. R.
Porque tú, Dios mío, fuiste mi esperanza y mi confianza, Señor, desde mi juventud. En el vientre materno ya me apoyaba en ti, en el seno tú me sostenías. R.,
Mi boca contará tu auxilio, y todo el día tu salvación. Dios mío, me instruiste desde mi juventud, y hasta hoy relato tus maravillas. R.
Ya podría yo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles; si no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o unos platillos que aturden.
Ya podría tener el don de profecía y conocer todos los secretos y todo el saber, podría tener fe como para mover montañas; si no tengo amor, no soy nada.
Podría repartir en limosnas todo lo que tengo y aun dejarme quemar vivo; si no tengo amor, de nada me sirve.
El amor es paciente, afable; no tiene envidia; no presume ni se engríe; no es mal educado ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad.
Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites.
El amor no pasa nunca.
¿El don de profecía?, se acabará. ¿El don de lenguas?, enmudecerá. ¿El saber?, se acabará.
Porque limitado es nuestro saber y limitada es nuestra profecía; pero, cuando venga lo perfecto, lo limitado se acabará.
Cuando yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño. Cuando me hice un hombre acabé con las cosas de niño.
Ahora vemos confusamente en un espejo; entonces veremos cara a cara. Mi conocer es por ahora limitado; entonces podré conocer como Dios me conoce.
En una palabra: quedan la fe, la esperanza, el amor: estas tres. La más grande es el amor.
En aquel tiempo, comenzó Jesús a decir en la sinagoga: "Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír."
Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios.
Y decían: "¿No es éste el hijo de José?"
Y Jesús les dijo: "Sin duda me recitaréis aquel refrán: "Médico, cúrate a ti mismo"; haz también aquí en tu tierra lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún."
Y añadió: "Os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra. Os garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, mas que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado, mas que Naamán, el sirio."
Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo.
Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba.
PALABRA DEL SEÑOR
Unidos a los cristianos de todo el mundo y de todos los tiempos, proclamemos nuestra fe: Creo...
Oración de los fieles
Confiados en el Señor, que permanece con nosotros para librarnos, elevemos nuestra oración comunitaria en favor de todos los hombres.
A cada intención, pedimos: Danos fuerza para ser testigos.
Por los que han recibido la misión de anunciar el Evangelio, para que lo hagan confiados en el Señor. Oremos.
Por los que cumplen la ardua tarea de educar, para que fomenten la bondad en los educandos. Oremos.
Por los que se desalientan ante las dificultades de la evangelización y por quienes no se deciden a aceptar el llamado de Dios, para que reciban la luz y la fortaleza. Oremos.
Por nosotros: para que vivamos con alegría y responsabilidad nuestra misión de embajadores y testigos del Señor. Oremos.
(Añadir y/o sustituir intenciones).
¡Señor! Queremos amarte de todo corazón y ser testigos. Ayúdanos a aceptar tu palabra y practicarla. Te lo pedimos...
En Cristo, muerto y resucitado para nuestra salvación, nos ofrecemos al Padre. Unidos a él, presentemos al Señor, Dios del universo, las contrariedades y rechazos que encontramos como testigos de Jesús.
Prefacio (PE IV)
Con el Santo, que cantamos al final del prefacio, expresamos nuestra alabanza y adoración a Dios al llamarlo tres veces Santo. También por medio de éste manifestamos alegría y agradecimiento al Padre, porque “fue alimentando la esperanza de la salvación a través de los profetas”.
Padrenuestro
Nos preparamos a comulgar. Unidos a todos los hermanos que, en el mundo, realizan la misión profética de la Iglesia, oremos a nuestro Padre Dios. Padre nuestro...
Cordero de Dios
Yo soy el Pan de Vida, dice el Señor. Éste es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la Cena del Señor.
Comunión
Hermanos: Jesús, nuestra pascua, nos fortalece para ser profetas y testigos de la Palabra de Vida que anuncia el Evangelio. Con alegría, marchemos a unirnos a él y a los hermanos.
Rito de conclusión
La misa ha terminado. Nuestra misión comienza.
Hermanos: Nuestra misión de bautizados y seguidores de Jesús es ser profetas como él. La misión tiene tropiezos y dificultades, pero no desesperemos, el Señor nos ha dicho: ¡Ánimo! ¡Yo estoy contigo!
Que el Señor esté con ustedes.
Que tu gracia y tu fuerza, Señor,
nos sostengan,
para que cumplamos con alegría
nuestra vocación de profetas.
Y que la bendición...
Despedida
Queridos amigos :Hemos aprendido algo importante hoy en nuestra Eucaristía. No desconfiemos de nuestros vecinos y recibamos con alegría sus éxitos y sus triunfos. Ojalá comencemos ya a descubrir profetas en nuestra tierra.
Con alegría por haber glorificado a Dios, y con el gozo de sentirnos testigos de la Palabra que salva, nos retiramos cantando.
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