Color: Verde
Hermanos y hermanas: El domingo pasado –fiesta del Bautismo de Jesús–, se coronó el Tiempo de Navidad y se inauguró la primera parte del Tiempo llamado Durante el Año.
En este 2º domingo Durante el Año, con un signo de alegría y esperanza, Jesús inicia su vida pública: realiza su primer milagro a favor de una joven pareja. Con este primer signo, Jesús comienza a manifestarse como enviado de Dios, y los discípulos creen en él.
El color litúrgico de este tiempo es el verde, color que expresa la esperanza del pueblo de Dios que peregrina hacia el Padre.
Nos ponemos de pie. Recibimos al padre que presidirá nuestra eucaristía y cantamos.
Saludo inicial
Jesús inicia su misión con un signo de alegría y esperanza; viene a restaurar la vieja humanidad desalentada, para que, encontrando a Dios, viva en una auténtica fiesta de hermanos y amigos.
Que el Señor de la paz
les conceda la paz
siempre y en toda forma,
y que la gracia
de nuestro Señor Jesucristo
permanezca con todos ustedes.
Acto penitencial
Hermanos: En el trajinar de la vida diaria, muchas veces, somos egoístas y dejamos de ser la alegría de Dios. Pidamos humildemente perdón.
– Defensor de los pobres, cuando se nos acaba la alegría de dar desinteresadamente.
Señor, ten piedad.
– Refugio de los débiles, cuando no somos conscientes de nuestras muchas cualidades.
Cristo, ten piedad.
– Esperanza de los pecadores, cuando somos indiferentes ante los problemas de los demás.
Señor, ten piedad.
Gloria
Liturgia de la Glorifiquemos a Dios que en Jesucristo nos ha mostrado el amor que nos tiene: Gloria...
I Parte Liturgia de la Palabra
1.-Primera lectura (Is 62, 1-5): Bajo la figura del amor matrimonial, Dios expresa el gran amor que él siente hacia nosotros, su pueblo.
Primera Lectura: Isaías 62, 1-5
Por amor de Sión no callaré, por amor de Jerusalén no descansaré,
hasta que rompa la aurora de su justicia, y su salvación llamee como antorcha.
Los pueblos verán tu justicia, y los reyes tu gloria;
te pondrán un nombre nuevo, pronunciado por la boca del Señor.
Serás corona fúlgida en la mano del Señor y diadema real en la palma de tu Dios.
Ya no te llamarán "Abandonada", ni a tu tierra "Devastada";
a ti te llamarán "Mi favorita", y a tu tierra "Desposada",
porque el Señor te prefiere a ti, y tu tierra tendrá marido.
Como un joven se casa con su novia, así te desposa el que te construyó;
la alegría que encuentra el marido con su esposa, la encontrará tu Dios contigo.
Salmo (Sal 95, 1-3. 7-10a.c): Frente al tierno amor de Dios, el salmista nos invita a cantar y bendecir al Señor, para anunciar su gloria. Participamos de esta oración aclamando: ¡Anuncien las maravillas del Señor, por todos los pueblos!
Salmo Responsorial: 95
"Contad las maravillas del Señor a todas las naciones."
Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad al Señor, toda la tierra; cantad al Señor, bendecid su nombre. R.
Proclamad día tras día su victoria, contad a los pueblos su gloria, sus maravillas a todas las naciones. R.
Familias de los pueblos, aclamad al Señor, aclamad la gloria y el poder del Señor, aclamad la gloria del nombre del Señor. R.
Postraos ante el Señor en el atrio sagrado, tiemble en su presencia la tierra toda. Decid a los pueblos: "El Señor es rey, él gobierna a los pueblos rectamente." R.
2.-Segunda lectura (1Cor 12, 4-11): San Pablo nos enseña que las cualidades de cada uno están al servicio de la comunidad.
Segunda Lectura: I Corintios 12, 4-11
Hermanos: Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos.
En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común.
Y así uno recibe del Espíritu el hablar con sabiduría; otro, el hablar con inteligencia, según el mismo Espíritu.
Hay quien, por el mismo Espíritu, recibe el don de la fe; y otro, por el mismo Espíritu, don de curar. A éste le han concedido hacer milagros; a aquél, profetizar. A otro, distinguir los buenos y malos espíritus. A uno, la diversidad de lenguas; a otro, el don de interpretarlas.
El mismo y único Espíritu obra todo esto, repartiendo a cada uno en particular como a él le parece.
3.-Evangelio (Jn 2, 1-11): Jesús realiza el primer signo de su misión, por la intersección de la Virgen, su Madre.
En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda.
Faltó el vino, y la madre de Jesús le dijo: "No les queda vino."
Jesús le contestó: "Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora."
Su madre dijo a los sirvientes: "Haced lo que él diga."
Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una.
Jesús les dijo: "Llenad las tinajas de agua."
Y las llenaron hasta arriba.
Entonces les mandó: "Sacad ahora y llevádselo al mayordomo."
Ellos se lo llevaron.
El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llamó al novio y le dijo: "Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora."
Así, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria, y creció la fe de sus discípulos en él.
COMENTARIO
Haced lo que Él os diga
La tendencia a la comodidad y al egoísmo que todos llevamos dentro nos lleva a querer montarnos la vida a nuestra manera, a nuestro aire. Nos lleva a huir del sacrificio y del compromiso. Este es uno de los síntomas de la crisis de valores que atraviesa la sociedad actual. Esta actitud también la trasladamos muchas veces al terreno de la fe. No es extraño escuchar a personas que dicen que son creyentes, pero creyentes a su manera, quieren una fe “a la carta”. Es decir, en el fondo creen en Dios, pero sin acabar de comprometerse en su seguimiento, sin asumir las exigencias de la fe, del seguimiento de Cristo.
Hoy vivimos en una época en que queremos muchas veces un cristianismo descafeinado, sin exigencias, sin compromiso; un cristianismo light, empobrecido porque hemos perdido de vista esta dimensión fundamental: en la fe todos somos discípulos, hay un solo Maestro: Cristo, Él es el único que puede salvarnos.
La Virgen María, modelo de ser cristiano, nos indica en el Evangelio de hoy una de las claves más importantes del ser cristiano: Haced lo que El os diga, haced lo que Jesús os diga. Ser cristiano es seguir a Jesús, vivir como vivió Él, asumir los criterios, los valores que Jesús nos da en el Evangelio y tratar de llevarlos cada día a la práctica, a pesar de nuestros fallos y pecados.
A nosotros, la Madre de Cristo nos repite ahora la invitación que dirigió a los sirvientes con ocasión de las bodas de Caná: "Haced lo que él os diga". Con estas palabras la Virgen quiere estimularnos a no tener miedo de los límites y de los fracasos que a veces pueden marcar nuestra experiencia de personas, de familias y de comunidades eclesiales y civiles. María nos exhorta a no dejarnos abatir ni siquiera por el pecado, que debilita la confianza en nosotros mismos y en los demás. Lo importante es hacer lo que Cristo nos dice, confiando en él, pues acogerá sin duda nuestra invocación incesante. Ojalá que la invitación de la Virgen, que el Evangelio renueva hoy, nos impulse a un abandono total en Jesús. En efecto, un eco de las palabras de la Madre son estas alentadoras palabras de su Hijo divino: "He aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28, 20) (cf. Juan Pablo II, Ángelus 14-I-2001).
Esta es la llamada que la Palabra de Dios nos hace hoy: nos invita a lanzarnos a la aventura de seguir a Jesús con todas sus consecuencias, nos invita a asumir del todo la Palabra de Dios y a ¡cumplirla! Nos invita a hacer de nuestra que vida que sea agradable a Dios porque las obras que hagamos estén hechas conforme a la voluntad de Dios, conforme a sus mandamientos.
Además, la Palabra de Dios hoy nos descubre que todos hemos recibido de Dios dones, carismas, cualidades, y que esos dones los hemos recibido para que los pongamos al servicio del Reino de Dios. Son dones que Dios reparte a cada uno, pero los reparte en beneficio de todos. ¿Te has preguntado cuáles son tus dones? ¡No digas que ninguno! Dios nos ha dado a todos. ¡Descúbrelos! ¡Ánimo! La gran riqueza que Dios te ha dado no se puede quedar guardada en tu interior. ¡Saca de tí mismo lo que Dios te ha dado y ponlo al servicio de los demás! ¡Puedes hacer tanto bien a los demás! ¿Te lo has planteado? ¿Te has preguntado alguna vez el inmenso bien que, de una manera sencilla, puedes hacer a los demás? ¡Anímate! ¡Haz como Jesús, que pasó por este mundo siendo fiel a la voluntad de Dios Padre y haciendo el bien a todos! Así encontrarás la verdadera felicidad que el egoísmo de este mundo nunca te podrá dar.
Compromiso semanal
Medita a lo largo de toda la semana cuáles son los carismas que Dios te ha dado, o, y cuál es la misión que el Señor quiere para ti.
Credo
Proclamemos nuestra fe en Dios todopoderoso y en su enviado, Jesucristo. Creo...
Oración de los fieles
A cada intención, pedimos: Ayúdanos a compartir nuestros dones.
Para que la Iglesia, en nuestra patria, cuente con los medios necesarios para atender a los necesitados. Oremos.
Para que los organismos del Estado dedicados a la Asistencia Social cumplan su misión. Oremos.
Para que los que ponen sus cualidades al servicio de la comunidad no se dejen vencer por el desaliento. Oremos.
Para que nosotros, invitados al banquete de la vida eterna, sepamos dar consuelo y alegría a los demás. Oremos.
(Añadir y /o sustituir intenciones).
Sí, Señor, queremos hacer lo que tú nos dices. Concédenos amarnos de verdad, ser instrumentos de tu paz y remediar las penurias de quienes nos rodean. Te lo pedimos...
II Parte Liturgia de la Eucaristía
Presentación de las ofrendas
Cristo, muerto y resucitado para nuestra salvación, es nuestra gran ofrenda al Padre. Unidos a él, junto con el pan y el vino, llevemos al altar los gozos y las fatigas que trae servir al prójimo.
Prefacio (PE Vc)
El signo que narra san Juan da testimonio de la solicitud de Jesús y María por todos nosotros. Levantemos nuestro corazón en acción de gracias al Padre y cantemos gozosos el Santo, porque Jesucristo nunca permaneció indiferente ante el sufrimiento humano.
Padrenuestro
Al prepararnos a comulgar, elevemos nuestra oración al Padre que, en Jesús, nos trajo la alegría y la esperanza del banquete eterno. Padre nuestro...
Cordero de Dios
Nosotros conocemos el amor que Dios nos tiene y creemos en él. Él es Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la Cena del Señor.
Hermanos: Jesús, presente en la Eucaristía, transforma el agua humilde de nuestra buena voluntad en el dulce vino de las buenas obras. Con alegría, marchemos a participar de la Cena del Señor.
Rito de conclusión
La misa ha terminado. Nuestra misión comienza.
Hermanos: La misión es hoy particularmente hermosa: interesarnos en las necesidades de los demás, poniendo alegría donde hay tristeza, amor donde hay egoísmo, armonía y paz donde hay discordia e intranquilidad.
El Señor esté con ustedes.
Concede, Señor, a estos hijos,
que te reconocen como creador y guía,
alegrarse de tu amor providente
y gozar siempre de tu paz.
Canto Final
1.-Miremos a la Virgen María que nos enseña la manera de integrar todo el Evangelio en nuestra vida y responder a la iniciativa de Dios: “Hágase en mí según tu Palabra”
2.-Sintamos con fuerza que el Dios revelado en Jesucristo es un Dios que salva con nosotros.
3.-Supliquemos la gracia de Dios para eliminar de nuestra historia el egoísmo y la soberbia, y que el Señor derrame en nosotros la fe, la esperanza y la caridad.
4.-Aprendamos con María: Escuchemos a Jesús y cumplamos su Palabra. “Haced lo que él os diga”
Queridos amigos: Confiados porque la Virgen sigue intercediendo por nuestras necesidades, nos retiramos cantando.
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