Introducción a la celebración
Hermanos y hermanas: Venimos
rezando desde pequeños. Pero a muchos la oración les parece inútil, piensan que
Dios no los escucha; y “aflojan”, rezan mal o directamente dejan de rezar.
En este 17º domingo Durante el
año, la liturgia, a través de ilustraciones muy concretas, nos inculca dos
actitudes básicas de toda buena oración: la confianza y la perseverancia.
Nos ponemos de pie. Recibimos al
padre que presidirá nuestra eucaristía y cantamos
Saludo inicial
Hermanos: “Pidan y recibirán;
busquen y encontrarán; golpeen y se les abrirá”. Estas son palabras de Jesús.
Él mismo –a través del Padrenuestro– nos señala la confiada actitud
con que debemos rezar.
El amor, la gracia y la paz
de Dios, a quien el Espíritu nos hace llamar “Padre”,
estén con todos ustedes.
Acto penitencial
Examinemos cómo ha sido nuestra
oración durante esta semana y
abramos el corazón a Dios, que es bondadoso y compasivo.
– Tú eres el Camino seguro. Porque
somos inconstantes para orar.
Señor, ten piedad.
-Tú eres la Vida en plenitud. Porque
la rutina invade nuestra oración.
Señor, ten piedad
– Tú eres la Verdad sin error. Porque
no confiamos en tu enseñanza.
Cristo, ten piedad.
Gloria
El Gloria es un himno de
alabanza a la Trinidad. Proclamemos con
entusiasmo:
Gloria..
Liturgia de la
Palabra
Primera lectura (Gn 18, 20-21. 23-32): Abraham
da un conmovedor ejemplo de la oración por la que se intercede por otros.
En aquellos días, el Señor dijo:
— «La acusación contra Sodoma y Gomorra es fuerte, y su pecado es grave; voy a bajar, a ver si realmente sus acciones responden a la acusación que contra ellas llega a mí; y si no es así, lo sabré».
Partieron de allí aquellos hombres y se dirigieron a Sodoma, mientras el Señor seguía en compañía de Abraham.
Entonces Abraham se acercó y dijo a Dios:
«¿Es que vas a destruir al inocente con el culpable? Si hay cincuenta inocentes en la ciudad, ¿los destruirás y no perdonarás a la ciudad por los cincuenta inocentes que hay en ella? ¡Lejos de ti hacer tal cosa!, matar al inocente juntamente con el culpable, de modo que la suerte del inocente sea como la del culpable; ¡lejos de ti! El juez de todo el mundo, ¿no hará justicia?»
El Señor contestó:
— «Si encuentro en la ciudad de Sodoma cincuenta inocentes, perdonaré a toda la ciudad en atención a ellos».
Abraham respondió:
— «Me he atrevido a hablar a mi Señor, yo que soy polvo y ceniza. Si faltan cinco para el número de cincuenta inocentes, ¿destruirás, por cinco, toda la ciudad?»
Respondió el Señor:
— «No la destruiré, si es que encuentro allí cuarenta y cinco».
Abraham insistió:
— «Quizá no se encuentren más que cuarenta».
Le respondió:
— «En atención a los cuarenta, no lo haré».
Abraham siguió:
— «Que no se enoje mi Señor, si sigo hablando. ¿Y si se encuentran treinta?»
Él respondió:
— «No lo haré, si encuentro allí treinta».
Insistió Abraham:
— «Me he atrevido a hablar a mi Señor. ¿Y si se encuentran sólo veinte?»
Respondió el Señor:
— «En atención a los veinte, no la destruiré».
Abraham continuó:
— «Que no se enoje mi Señor si hablo una vez más. ¿Y si se encuentran diez?»
Contestó el Señor:
— «En atención a los diez, no la destruiré».
Salmo (Sal 137, 1-3. 6-8): Frente a la misericordia
de Dios, el salmista manifiesta confianza y agradecimiento. Participamos de
esta oración aclamando: ¡Me escuchaste, Señor, cuando te invoqué!
Segunda lectura (Col 2,12-14): San Pablo nos habla de la
nueva vida que Cristo nos comunicó en el Bautismo.
Hermanos:
Por el Bautismo fueron ustedes sepultados con Cristo, y han resucitado con Él, porque han creído en la fuerza de Dios que lo resucitó de entre los muertos.
Ustedes estaban muertos por sus pecados, porque no estaban circuncidados; pero Dios les dio vida en Él, perdonándoles todos los pecados.
Borró el documento que nos condenaba con sus cláusulas y era contrario a nosotros; lo quitó de en medio, clavándolo en la cruz.
Evangelio (Lc 11,1-13): Con dos ejemplos
inapelables, Jesús enseña la necesidad de orar con insistencia y confianza
Una vez, estaba Jesús orando en cierto lugar. Cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo:
— «Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos».
Él les dijo:
— «Cuando oren digan: “Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan cotidiano, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos ofende, y no nos dejes caer en la tentación”».
Y les dijo:
— «Si alguno de ustedes tiene un amigo, y viene durante la medianoche para decirle:
“Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle”.
Y, desde dentro, el otro le responde:
“No me molestes; la puerta está cerrada; mis niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme para dártelos”.
Si el otro insiste llamando, yo les digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos para que no siga molestando se levantará y le dará cuanto necesite.
Por eso yo les digo:
Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá; porque quien pide recibe, quien busca encuentra, y al que llama se le abre.
¿Qué padre entre ustedes, cuando su hijo le pide pan, le dará una piedra?
¿O si le pide pescado, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?
Pues, si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¿cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?»
Credo
Proclamemos con fervor nuestra fe en un Dios que atiende nuestras
oraciones: Creo...
Oración de los fieles
Hermanos: Esta oración
comunitaria de cada domingo imita la actitud de Abraham pidiendo por los demás. Recemos confiadamente.
A cada intención, pedimos: Señor, danos constancia en la oración.
Por nuestra Iglesia Católica,
que recibió de Jesús la tarea de orar por todos. Oremos.
Por los creyentes de todas
las religiones que oran al único Dios. Oremos.
Por los que no oran nunca,
por los que oran mal, por los que aún no descubrieron la fuerza de la oración. Oremos.
Por los religiosos y
religiosas de vida contemplativa que han hecho de la oración su principal
servicio al Pueblo de Dios. Oremos.
(Añadir y/o sustituir intenciones).
Señor, enséñanos a orar y a en contrar en la oración la fuerza para
hacer tu voluntad y trabajar por tu Reino. Te lo pedimos…
Presentación de las ofrendas
La bondad del Señor puso a
nuestra disposición todos los bienes materiales y espirituales. El Señor nos
enseña a orar por nosotros y por los demás. Presentémosle nuestro sincero
propósito de rezar más y mejor.
Prefacio (P.E. V/a)
El himno llamado Prefacio nos
introduce en la Plegaria Eucarística, cuyo corazón lo constituyen
las mismas palabras que Jesús pronunció en la Última Cena. Nos unimos al
celebrante para dar gracias al Padre, que
nunca nos deja solos y se manifiesta vivo y presente en medio
de
nosotros.
Padrenuestro
Hemos recibido el Espíritu de
hijos adoptivos para rezar confiadamente la oración que el mismo Jesús nos enseñó:
Padre
nuestro..
Cordero de Dios
Este es el Cordero de Dios
que quita el pecado del mundo: Jesús, que nos enseñó a orar. Dichosos los
invitados a la Cena del Señor.
Comunión
Hermanos: La eucaristía
expresa y acrecienta nuestra comunión con Dios y con los hermanos.
Esta comunión comienza en la
oración y fructifica en buenas acciones. Con alegría, vayamos a recibir el Pan
de Vida.
Avisos parroquiales
(Después de la
Oración Poscomunión).
Rito de
conclusión
La Misa ha terminado. Nuestra
misión comienza.Hermanos: Jesús fue claro y conmovedor con sus ejemplos.
Confiemos en la oración. Pidamos con insistencia dentro del espíritu del
Padrenuestro, que nos hace buscar la voluntad de Dios.
Que el
Señor esté con ustedes.
Que tu
bendición, Señor,
infunda
nuevo vigor en tus fieles
para que,
perseverantes en la oración,
alcancen
los gozos eternos.
Y que la
bendición de Dios..
Despedida
Queridos amigos: La oración confiada y perseverante traerá a nuestra
vida alegría y paz. Nos retiramos cantando.
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