“El mensaje de la paz”
¡El don de la paz! Ese es el inicio del mensaje que Jesús confía a los discípulos cuando los envía por delante de él para que vayan preparando su subida a Jerusalén (Lc 10, 1-12.17-20). También nosotros hemos de ser consciente de la amplitud de la mies y de la escasez de los obreros. Y no podemos ignorar las dificultades y los riesgos que nos aguardan.
Liturgia de las Horas: 2da. Semana del Salterio
Color: Verde
Santoral
Introducción a la celebración
Hermanos y hermanas: Este es el tercer
domingo en que la liturgia reaviva nuestra conciencia de discípulos, de
seguidores de Cristo.
Él mismo nos llama y nos envía para dar
fruto en los diversos ambientes de la sociedad.
En este 14° domingo Durante el año, se
pone el acento en dos aspectos fundamentales de la misión que Jesús nos
encarga: anunciar el Reino y anunciar la paz.
Nos ponemos de
pie. Recibimos al padre que, en nombre de Cristo, presidirá nuestra eucaristía
y, uniendo nuestros corazones y nuestras voces, cantamos.
Saludo inicial
“La cosecha es abundante, pero los
trabajadores son pocos”, nos dice Jesús.
Hermanos:
Jesús nos llama y nos envía a anunciar su reino, nos hace mensajeros de su
paz.
La
gracia y la paz de Cristo, el Señor, que nos envía a ser testigos de su reino,
estén siempre con ustedes.
Acto penitencial
El Señor no nos trata según nuestros
pecados ni nos paga conforme con nuestras culpas. Pidamos humildemente perdón.
–
Tú nos envías a anunciar tu reino.
Señor,
ten piedad.
– Tú
nos envías como mensajeros de paz.
Cristo,
ten piedad.
- Tú nos envías a proclamar la alegría de la salvación.
Señor, ten
piedad.
Gloria
Con alegría, con confianza, con
gratitud, alabemos al Dios Trino: Gloria...
Liturgia de la Palabra
Primera
lectura (Is 66, 10-14c): El profeta anuncia la alegría, la paz, los gozos
que trae el reino de Dios.
Festejad a Jerusalén, gozad con ella, todos los que la amáis, alegraos de su alegría, los que por ella llevasteis luto; mamaréis a sus pechos y os saciaréis de sus consuelos, y apurareis las delicias de sus ubres abundantes. Porque así dice el Señor:
-- Yo haré derivar hacia ella, como un río, la paz, como un torrente en crecida, las riquezas de las naciones. Llevaran en brazos a sus criaturas y sobre las rodillas las acariciarán; como a un niño a quien su madre consuela, así os consolaré yo (en Jerusalén seréis consolados) Al verlo se alegrará vuestro corazón y vuestros huesos florecerán como un prado; la mano del Señor se manifestará a sus siervos.
Palabra de Dios
Salmo (Sal 65, 1-3a, 4-7a.
16. 20): En consonancia con el anuncio profético, el salmista alaba a Dios por
las mara- villas de su obra. Participamos de esta oración diciendo:
¡ACLAMAD AL SEÑOR, TIERRA ENTERA!
Segunda lectura (Gál 6,
14-18): San Pablo anuncia que la paz y la misericordia del Reino brotan de la
Cruz.
Hermanos:
Dios me libre de gloriarme si no es la cruz de nuestro Señor Jesucristo, en la cual el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo. Pues lo que cuenta no es circuncisión o incircuncisión, sino criatura nueva. La paz y la misericordia de Dios vengan sobre todos los que se ajustan a esta norma; también sobre Israel. En adelante, que nadie venga con molestias, porque yo llevo en mi cuerpo las marcas de Jesús. La gracia de nuestro Señor Jesucristo esté con vuestro espíritu, hermanos, Amén.
Palabra de Dios
Evangelio (Lc 10,
1-12. 17-20): Jesús envía a sus discípulos al mundo para anunciar
su reino y su paz.
En aquel tiempo designó el Señor a otros setenta y dos, y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares donde pensaba ir él. Y les decía:
-- La mies es abundante y los obreros pocos: rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no es detengáis a saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en casa, decid primero: "Paz a este casa" Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan: porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que hay, y decid: "está cerca de vosotros el Reino de Dios". Cuando entréis en un pueblo y no es reciban, salid a la plaza y decid: "Hasta el polvo de vuestro pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos sacudimos sobre vosotros". "De todos modos, sabed que está cerca el Reino de Dios". Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para aquel pueblo."
Los setenta y dos volvieron muy contentos y le dijeron:
-- Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre.
Él les contestó:
-- Veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad: os he dado potestad para pisotear serpientes y escorpiones y todo el ejército del enemigo. Y no hará daño alguno. Sin embargo, no estéis alegres porque se os sometan los espíritus; estad alegres, porque vuestros nombres están inscritos en el cielo.
Palabra del Señor
Credo
Hemos escuchado la palabra de Dios.
Proclamemos ahora nuestra solemne adhesión a su mensaje de salvación: Creo...
Oracion de los fieles
Hermanos: Somos mensajeros de paz, alegría
y libertad. Pidámoslas para todos los hombres.
A
cada intención, pedimos: Danos fuerza para ser mensajeros del reino.
Para
que la Iglesia continúe anunciando al mundo el reino de Dios, que es paz,
alegría y salvación. Oremos.
Para que las naciones en conflicto alcancen la paz. Oremos.
Para que los que sufren junto a la cruz de Cristo, gocen de paz y
alegría espiritual.
Oremos.
Para que nosotros, discípulos de Cris- to, aceptemos la misión de
trabajar por el Reino. Oremos.
(Añadir y/o sustituir intenciones).
Envíanos,
Señor, al mundo junto a muchos y generosos colaborado- res, para que extendamos
tu reino y anunciemos la paz. Te lo
pedimos...
Presentación de
las ofrendas
El Señor, en su bondad, dejó a nuestra
disposición todos los bienes materiales y espirituales de la tierra.
Agradecidos, ponemos sobre el altar la ofrenda de nuestro pequeño pero real
esfuerzo, para que reine la paz en nuestro alrededor.
Prefacio (Común
IX)
Unidos al celebrante y a la Iglesia entera,
elevamos nuestra gran Acción de Gracias al Padre, porque nos llama a cooperar
con nuestro trabajo cotidiano en el proyecto de la creación.
Padrenuestro
Al
concluir la consagración, pedimos: “Ven, Señor Jesús”. Ahora, antes de recibir
el pan hecho Cuerpo del Señor, suplicamos: “Venga tu reino”: Padre nuestro...
Cordero de Dios
Gusten
y vean qué bueno es el Señor. Este es el Cordero de Dios que quita el pecado
del mundo. Jesús, que nos envía a trabajar por el Reino. Dichosos los invitados
a la Cena del Señor.
Comunión
Hermanos: En la eucaristía,
Jesús, nuestra paz, viene a traernos la paz. Él alimenta nuestro empeño de ser
mensajeros de su paz. Con alegría, marchemos
a la Cena del Señor.
Avisos parroquiales
(Después de la oración poscomunión).
Rito de conclusión
La
Misa ha terminado. Nuestra misión comienza.
Hermanos:
“La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos”.
Sumemos
nuestro esfuerzo para que la alegría y la paz del reino de Dios lleguen a todos
nuestros ambientes.
Que el Señor esté con ustedes.
Que la paz de Cristo reine en sus corazones; que la palabra de Cristo
resida en ustedes con toda su riqueza.
Y que la bendición de Dios...
Canto final
Queridos amigos: Con
alegría nos retiramos, porque Jesús nos llama y nos envía a anunciar la paz. Cantamos…
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