A una señora que celebraba sus bodas de oro de matrimonio le preguntaron sus hijos por el secreto de su largo y feliz matrimonio.
La señora les contestó: El día de mi boda decidí hacer una lista de las 10 faltas de mi marido que pasaría por alto para salvar mi matrimonio.
¿Y cuáles fueron esas 10 faltas de la lista?
A decir verdad nunca escribí la lista. Pero cada vez que mi marido hacía algo que me molestaba y que me subía por las paredes le decía: tienes suerte, bandido, porque eso no está en mi lista.
Y usted también tiene suerte porque Dios, con o sin lista, le perdona siempre.
Los que tenemos lista y larga somos los hombres.
El capítulo 18 del evangelio de Mateo es conocido como el discurso eclesial, el discurso de la comunidad, de la vida de los creyentes.
El perdón, perdonar, para nosotros es un adorno, un lujo. Para los seguidores de Jesús es una realidad vital, es el corazón del evangelio, es un estilo de vida.
Jesús vivió, murió y resucitó para ofrecernos el perdón de Dios. Todo lo que hizo Jesús fue reconciliar el mundo y los hombres con Dios.
El ministerio de Jesús fue un ministerio de perdón.
“Tanto amó Dios al mundo que nos dio a su Hijo, a Jesucristo”.
¿Para qué?
Para abrirnos las puertas de su amor.
Para reunir lo que estaba disperso.
Para que conociéramos su ser más íntimo, Dios rico en perdón.
Para decirte a través de Jesús: mi Padre te ama, te limpia, te sana y pone alegría en tu corazón herido por la vida.
El evangelio de Jesús es el evangelio del amor y sólo el amor sin límites y sin condiciones puede perdonar.
Pueblo de Dios aquí reunido por el Señor Jesús y su Espíritu para escuchar el mensaje del perdón de Jesús.
“El Reino de Dios es como un rey que perdonó a un deudor una deuda inmensa”.
Ese deudor es usted y yo.
¿Por dónde empezar?
¿Por mis enemigos? ¿Por mi marido? ¿Por mis hijos? ¿Por mi jefe?... Estos sí que son malos. ¿Por dónde empezar? No mire a nadie.
Aquí, en la iglesia, empezamos siempre por nosotros, por mí.
Todo empieza por mí.
¿Cuál es mi deuda con Dios?
¿Cuántas veces me ha perdonado Dios a lo largo de mi vida?
Dios ha perdonado mi odio, mi lujuria, mi avaricia, mis infidelidades….
El perdón se siente pero se expresa y vive cuando entro en un proceso de conversión.
El perdón de mi inmensa deuda es un poder creador de un corazón y una mente nueva.
Todo empieza por mí.
Yo me dejo perdonar. Yo me abro al amor de Dios. Yo pongo mi deuda en manos de Dios.
Sin deuda, sin miedo, puedo caminar ligero al encuentro de mis hermanos.
Y cuando salga ahí afuera, sabré que el ministerio de Jesús es el del perdón, nunca la venganza.
Y cuando salga ahí afuera, sabré que lo que tengo que perdonar es poco comparado con lo que a mí Jesús me perdona cada día.
Y cuando salga ahí afuera no haré lo del siervo malo que le dijo a su hermano. “paga lo que me debes”.
Sólo los que no han experimentado el perdón de Dios, su inmenso amor, son incapaces de perdonar a los hermanos.
Sólo cuando experimento el perdón de Dios, mi corazón se rompe, mis murallas se desvanecen y como no me queda nada que defender puedo ceder, rendirme e incluso perdonar.
Es verdad, Jesús es muy exigente. Nunca dice: ésta es la gota que colma el vaso.
Nos dice: no cuentes las ofensas, simplemente perdona.
Tiene que saber que su deuda ha sido pagada y que ya no debe nada.
Dios no necesita nada, pero sus hermanos sí.
Dios no necesita ser perdonado, pero sus hermanos sí.
Dios no cuenta sus pecados, sus ofensas, pero usted sí
Y seguiremos preguntando ¿cuántas veces tengo que perdonar?
El perdón no es una cuestión de matemáticas. Perdone siempre que sea ofendido como Dios lo hace con usted.
ENTRADA
Hermanos, felices los que se han acercado a la casa del Señor para celebrar su amor y su perdón.
Les invitamos a todos, en esta Eucaristía, no sólo a dejarse perdonar por Dios, sino también a aprender a perdonar y a perdonarnos los unos a los otros.
La iglesia es el lugar donde se experimenta el perdón, donde se vive perdonando, y donde se celebra el perdón total de Dios.
Comencemos la fiesta del Señor, de la comunidad perdonada, con el canto de entrada.
PRIMERA LECTURA
El consejo del sabio nos dice que debemos perdonar a todos porque nosotros también estamos necesitados del perdón de Dios.
El perdón es un lujo al cual algunos nunca tienen acceso porque no celebran en sus vidas el perdón gratuito de Dios. El perdón es el lujo del amor.
Escuchemos la proclamación de la Palabra de Dios.
Del vengativo se vengará el Señor y llevará estrecha cuenta de sus culpas.
Perdona la ofensa a tu prójimo, y se te perdonarán los pecados cuando lo pidas.
¿Cómo puede un hombre guardar rencor a otro y pedir la salud al Señor?
No tiene compasión de su semejante, ¿y pide perdón de sus pecados?
si él, que es carne, conserva la ira, ¿quién expiará por sus pecados?
Piensa en tu fin, y cesa en tu enojo; en la muerte y corrupción, y guarda los mandamientos.
Recuerda los mandamientos, y no te enojes con tu prójimo; la alianza del Señor, y perdona el error.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial
Sal 102, 1-2. 3-4. 9-10. 11-12 (R.: 8)
R. El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia.
Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo nombre. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios. R.
Él perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades; él rescata tu vida de la fosa y te colma de gracia y de ternura. R.
No está siempre acusando ni guarda rencor perpetuo; no nos trata como merecen nuestros pecados ni nos paga según nuestras culpas. R.
Como se levanta el cielo sobre la tierra, se levanta su bondad sobre sus fieles; como dista el oriente del ocaso, así aleja de nosotros nuestros delitos. R.
SEGUNDA LECTURA
Pablo nos recuerda a los creyentes que vivimos para morir y morimos para vivir en Cristo. En este mundo y en el otro somos de Cristo.
Escuchemos la proclamación de la Palabra de Dios.
Hermanos:
Ninguno de nosotros vive para sí mismo y ninguno muere para si mismo.
Si vivimos, vivimos para el Señor; si morimos, morimos para el Señor; en la vida y en la muerte somos del Señor.
Para esto murió y resucitó Cristo: para ser Señor de vivos y muertos.
Palabra de Dios.
EVANGELIO
¿Cuántas veces tengo que perdonar? ¿Por qué perdonar? ¿Es posible perdonar de verdad?
Miles de preguntas que todos nos hacemos.
Escuchemos la proclamación del evangelio.
En aquel tiempo, se adelantó Pedro y preguntó a Jesús:
-«Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?»
Jesús le contesta:
-«No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.
Y a propósito de esto, el reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así.
El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo:
"Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo."
El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo: "Págame lo que me debes."
El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo:"Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré."
Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía.
Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: "¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?"
Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda.
Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano.»
Palabra del Señor.
ORACIÓN DE LOS FIELES
Oremos para que todos los católicos tengamos más fe en la presencia de Dios, en nuestros hermanos y en el prójimo.
Oremos para que en nuestras relaciones familiares, sociales y laborales aceptemos gustosos la responsabilidad de ayudar a los que más nos necesitan.
Oremos para que el Señor nos dé la fuerza para luchar contra el deseo de venganza.
Oremos por los miembros de nuestra parroquia para que perdonando las ofensas experimenten la alegría del perdón de Dios nuestro Padre.
Oremos por nuestros difuntos y por (nombres…) para que obtengan de Dios el último perdón y gocen de su alegría.
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MENSAJE DE AMOR
¿El día más bello? Hoy.
¿La cosa más fácil? Equivocarse.
¿El obstáculo más grande? El miedo.
¿El error mayor? Abandonarse.
¿La raíz de todos los males? El egoísmo.
¿La distracción más bella? El trabajo.
¿La peor derrota? El desaliento.
¿Los mejores profesores? Los niños.
¿La primera necesidad? Comunicarse.
¿Lo que nos hace más felices? Ser útiles a los demás.
¿El misterio más grande? La muerte.
¿El peor defecto? El mal humor.
¿La persona más peligrosa? La mentirosa.
¿El sentimiento más ruin? El rencor.
¿El regalo más bello? El perdón.
¿Lo más imprescindible? El hogar.
¿La ruta más rápida? El camino correcto.
¿La sensación más grata? La paz interior.
¿El resguardo más eficaz? La sonrisa.
¿El mejor remedio? El optimismo.
¿La mayor satisfacción? El deber cumplido.
¿La fuerza más potente? La fe.
¿Las personas más necesarias? Los padres.
¿La cosa más bella de todas? El AMOR.
Madre Teresa de Calcuta
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Feliz Domingo en el Señor !! | | | |
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