Con la alegría que nos circunda, con la felicidad visible de los niños, os deseamos nuestra bienvenida a la Eucaristía en esta fiesta de la Manifestación de Dios: es lo que significa Epifanía. La presencia de los Reyes Magos en el Portal de Belén es la presentación del Niño Dios a los pueblos gentiles, a los no judíos. Pero, es, como puede verse, es también el Día de los Niños, el Día de las ilusiones. Y ese contenido infantil de la celebración es muy bueno. Ya sabéis que el mismo Cristo nos dijo que si no somos como niños no entraremos en el Reino de los cielos. Y deciros, también, que dentro de tres días, el domingo, veremos al Señor ya crecido, ya adulto, recibiendo el Bautismo de Juan. Iniciemos, pues, nuestra la celebración con esa alegría y la felicidad totales… como sólo los niños saben demostrar.
MONICIÓN DE ENTRADA
Celebramos hoy la Epifanía del Señor. Como los magos de Oriente, hemos venido para reconocer como nuestro Dios a este Niño recostado en un pesebre, ofrezcámosle nuestros dones a ese Señor que viene a salvarnos.
LITURGIA DE LA PALABRA
Primera Lectura Is 60,1-6
El Profeta Isaías anuncia la llegada de una graz luz, hacia la que convergerán gozosos todos los pueblos de la tierra.
¡Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz; la gloria del Señor amanece sobre ti! Mira: las tinieblas cubren la tierra, la oscuridad los pueblos, pero sobre ti amanecerá el Señor, su gloria aparecerá sobre ti; y caminarán los pueblos a tu luz; los reyes al resplandor de tu aurora: Levanta la vista en torno, mira: todos ésos se han reunido, viene a ti: tus hijos llegan de lejos, a tus hijas las traen en brazos. Entonces lo verás, radiante de alegría; tu corazón se asombrará, se ensanchará, cuando vuelquen sobre tilos los tesoros del mar, y te traigan las riquezas de los pueblos. Te inundará una multitud de camellos, los dromedarios de Madián y de Efá. Vienen todos de Sabá, trayendo incienso y oro, y proclamando las alabanzas del Señor.
Palabra de Dios
Salmo 71
R.- SE POSTRARÁN ANTE TI, SEÑOR, TODOS LOS REYES DE LA TIERRA.
Segunda Lectura Ef 3,2-6
San Pablo nos recuerda que el Mesías ha sido enviado como herencia a todos los pueblos de la tierra.
Hermanos:
Habéis oído hablar de la distribución de la gracia de Dios que se me ha dado a favor vuestro. Ya que se me dio a conocer por revelación el misterio que no había sido manifestado a los hombres en otros tiempos, como ha sido revelado ahora por el Espíritu a sus santos apóstoles y profetas: que también los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo y participes de la Promesa en Jesucristo, por el Evangelio.
Palabra de Dios
Evangelio Mt 2,1-12
La visita de los sabios de Oriente a Belén, nos presenta, en forma narrativa, la perspectiva universal de la salvación que llega al mundo con el nacimiento del Mesías.
Jesús nació en Belén de Judá en tiempos del rey Herodes. Entonces, unos Magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando:
-- ¿Dónde está el Rey de los Judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo.
Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó y todo Jerusalén con él; convocó a los sumos pontífices y a los letrados del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron:
-- En Belén de Judá, porque así lo ha escrito el Profeta: "Y tú. Belén, tierra de Judá, no eres ni mucho menos la última de las ciudades de Judá; Pues de ti saldrá un jefe que será el pastor de mi pueblo Israel”.
Entonces Herodes llamó en secreto a los Magos, para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén diciéndoles:
-- Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo.
Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto la estrella que había visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño. Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas, lo adoraron: después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.
Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino.
Palabra del Señor
ORACION DE LOS FIELES
Presentemos nuestras oraciones al Señor en este día santo en que Dios ha manifestado su poder a las naciones, la salvación a los pueblos y a nosotros la luz de su gloria
1.- Por la santa Iglesia de Dios, para que ilumine a los hombres con la luz que resplandece en el rostro de su Señor, disipe las tinieblas de los que viven en el error y dé ánimo a los fieles a fin de que se decidan a hacer brillar la luz de Cristo ante todas las naciones, roguemos al Señor
2.- Por las Iglesias que acaban de nacer en los diversos pueblos, para que su juventud y vigor sean levadura de vida para todas las comunidades cristianas, roguemos al Señor
3.- Por los pueblos que aún no han sido iluminados por la Buena Nueva de la Salvación y por aquellos que –habiendo conocido a Cristo- ya no lo confiesan como su Señor ni lo adoran como a su Dios verdadero, roguemos al Señor
4.- Por nosotros, que hemos sido llamados de las tinieblas a la luz admirable, para que nos afiancemos en la fe verdadera y sigamos las enseñanzas del Evangelio, roguemos al Señor
Escucha nuestras oraciones, Dios todopoderoso y eterno, y haz que los que hemos conocido y adorado a tu Hijo Jesucristo, vivamos siempre como hijos de la luz y nos esforcemos por iluminar con su luz a todos los pueblos y naciones. Por Jesucristo, nuestro Señor
MONICION DE OFERTORIO
Unidos al pan y al vino que llevamos al altar, ofrezcamos al Señor lo mejor que tenemos: todo nuestro amor y pidámosle que lo aumente y nos ayude a amar sobre todo a los que nos hacen el mal
COMUNIÓN
Todos estamos llamados a formar con Cristo un solo cuerpo. Al acercarnos a recibir este Pan celestial, pidamos a Dios que nos haga participles de su gracia y de su perdón.
PARA DESPUES DE COMULGAR
En lo secreto de nuestro corazón demos gracias a Dios por habernos dado a conocer a su Hijo amado. Pidámosle que nos permita estar siempre en su presencia, pero sobre todo que nunca se nos olvide que Él es nuestro Salvador y siempre esta a nuestro lado.
MONICION DE DESPEDIDA
Al volver a nuestros hogares, estemos atentos a las muchas formas en que el Señor se nos manifiesta. Que nunca perdamos la confianza de que Dios está cerca de nosotros.
"¡Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz; la gloria del Señor amanece sobre ti!" (Is 60, 1) Uno de los elementos naturales que sirven en el lenguaje bíblico para hablar de la grandeza divina es el de la luz. Así dice San Pablo que Dios habita en una luz inmarcesible. San Juan por su parte al referirse al Verbo dice que era la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. También al hablar de los santos en el Cielo se dice de ellos que son luceros que brillan en la noche como las chispas de un cañaveral. Para quienes hemos dedicado nuestra vida a la enseñanza es consolador saber que, --como dice Dn 12, 3--, brillarán con esplendor en el Cielo quienes enseñaron la justicia a otros.
En el sermón de la montaña Jesús dice que somos la luz del mundo y hemos de estar sobre el candelero para alumbrar a los de la casa. De tal manera ha de lucir nuestra luz ante los hombres que, al ver nuestras buenas obras, glorifiquen a nuestro Padre que está en los cielos... Esa luz divina de la que participamos no podemos apagarla, sino que hemos de reflejarla e iluminar a otros.
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