Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que Él nos ayude a leer la Biblia en el mismo modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús. Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren. Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús, podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu. Amén.
Introducción a la
celebración
Hermanos y hermanas: El domingo
pasado comenzamos el tiempo de Adviento. Este tiempo está marcado por la
esperanza atenta y vigilante porque viene el Señor.
En este 2º domingo, Juan el Bautista, nos exhorta a
preparar el camino del Señor que viene a salvarnos.
La preparación tiene un nombre. ¡Convertirse! Se trata de
purificar el corazón, arrepentirse de los pecados, mejorar nuestra vida con la
gracia de Dios que envía a Jesús, precisamente, a buscar a los pecadores, a
ofrecer la salvación a todos los hombres.
Nos ponemos de pie.
Recibimos al padre que presidirá nuestra eucaristía y cantamos.
Saludo inicial
¡Domingo de la Conversión! Corresponde
llamar a este 2º domingo de Adviento. Es la urgente exigencia del Bautista para
prepararnos a recibir a Jesús que viene a nuestro encuentro.
El Dios de la
misericordia,
que por la
acción del Espíritu Santo
envía a Jesús
a salvarnos,
esté con todos ustedes.
Acto penitencial
Dios todopoderoso es rico en
misericordia y tiene compasión de nuestras debilidades. Pidamos humildemente
perdón.
– Tú vienes a buscar a los pecadores.
Señor, ten piedad.
– Tú vienes a ofrecer el perdón de los pecados.
Cristo, ten piedad.
– Tú vienes a remediar nuestras miserias.
Señor, ten piedad.
Liturgia de la Palabra
Primera lectura
(Is 11, 1-10):
El profeta anuncia la llegada de un futuro descendiente de la casa de David,
lleno de los dones del Espíritu Santo.
Aquel día, brotará un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz florecerá un vástago.
Sobre él se posará el espíritu del Señor: espíritu de prudencia y sabiduría, espíritu de consejo y valentía, espíritu de ciencia y temor del Señor. Le inspirará el temor del Señor.
No juzgará por apariencias ni sentenciará sólo de oídas; juzgará a los pobres con justicia, con rectitud a los desamparados.
Herirá al violento con la vara de su boca, y al malvado con el aliento de sus labios.
La justicia será cinturón de sus lomos, y la lealtad, cinturón de sus caderas.
Habitará el lobo con el cordero, la pantera se tumbará con el cabrito, el novillo y el león pacerán juntos: un muchacho pequeño los pastorea.
La vaca pastará con el oso, sus crías se tumbarán juntas; el león comerá paja con el buey. El niño jugará en la hura del áspid, la criatura meterá la mano en el escondrijo de la serpiente.
No harán daño ni estrago por todo mi monte santo: porque está lleno el país de ciencia del Señor, como las aguas colman el mar. Aquel día, la raíz de Jesé se erguirá como enseña de los pueblos: la buscarán los gentiles, y será gloriosa su morada.
Palabra de Dios.
Salmo (Sal 71, 1-2 . 7-8 . 12-13. 17): El salmo se hace eco del anuncio profético y
suplica por el Mesías Rey que vendrá. Participamos de esta oración, aclamando:
Que en sus días florezca la justicia.
Segunda lectura (Rom 15, 4-9): San Pablo nos exhorta a tener una actitud
abierta y receptiva hacia todos, a ejemplo de Jesús que vino para todos los
hombres, sin distinción.
Hermanos:
Todas las antiguas Escrituras se escribieron para enseñanza nuestra, de modo que entre nuestra paciencia y el consuelo que dan las Escrituras mantengamos la esperanza. Que Dios, fuente de toda paciencia y consuelo, os conceda estar de acuerdo entre vosotros, según Jesucristo, para que unánimes, a una voz, alabéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.
En una palabra, acogeos mutuamente, como Cristo os acogió para gloria de Dios. Quiero decir con esto que Cristo se hizo servidor de los judíos para probar la fidelidad de Dios, cumpliendo las promesas hechas a los patriarcas; y, por otra parte, acoge a los gentiles para que alaben a Dios por su misericordia. Así, dice la Escritura: «Te alabaré en medio de los gentiles y cantaré a tu nombre»
Palabra de Dios
Evangelio (Mt 3, 1-12): Juan, el Bautista, con su enérgico estilo, pide
la conversión para preparar el camino del Señor.
Por aquel tiempo, Juan Bautista se presentó en el desierto de Judea, predicando: -«Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.» Éste es el que anunció el profeta Isaías, diciendo:
«Una voz grita en el desierto: "Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos." Juan llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y acudía a él toda la gente de Jerusalén, de Judea y del valle del Jordán; confesaban sus pecados; y él los bautizaba en el Jordán. Al ver que muchos fariseos y saduceos venían a que los bautizara, les dijo: -« ¡Camada de víboras!, ¿quién os ha enseñado a escapar del castigo inminente? Dad el fruto que pide la conversión. Y no os hagáis ilusiones, pensando: "Abraham es nuestro padre", pues os digo que Dios es capaz de sacar hijos de Abraham de estas piedras. Ya toca el hacha la base de los árboles, y el árbol que no da buen fruto será talado y echado al fuego. Yo os bautizo con agua para que os convirtáis; pero el que viene detrás de mí puede más que yo, y no merezco ni llevarle las sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego. Él tiene el bieldo en la mano: aventará su parva, reunirá su trigo en el granero y quemará la paja en una hoguera que no se apaga.»
Credo
Proclamemos nuestra fe en el misterio de Jesús
que viene para nuestra salvación. Creo...
Oración de los fieles
Hermanos: Como pueblo sacerdotal, pidamos para
nosotros y para todos los hombres docilidad a la Palabra de Dios que nos
llama a la conversión.
A cada intención, pedimos: Ayúdanos a convertirnos de
verdad. ¡Ven, Señor Jesús!
Por la
Iglesia, precursora de Cristo: para que siempre prepare los
caminos del Señor comunicando la esperanza. Oremos.
Por los que trabajan por la paz, la justicia y la
prosperidad: para que descubran en su empeño el grandioso proyecto de Dios.
Oremos..
Por los extraviados, desorientados y
desalentados: para que experimenten el consuelo de encontrarse con Cristo.
Oremos.
Por los grupos parroquiales y por todas las
comunidades cristianas: para que sepamos aceptarnos y ayudarnos mutuamente. Oremos.
Ayúdanos, Señor, a convertirnos de corazón, para
que creciendo en la fe, la esperanza y la caridad, preparemos tu venida con un
corazón purificado. Te lo pedimos...
Presentación de las ofrendas
La bondad del Señor, Dios del universo, puso a
nuestra disposición los bienes materiales y espirituales.Ahora, unidos a Cristo, le presentamos la
decisión de convertirnos de verdad y crecer en obras de caridad.
Prefacio (Adviento II)
La Misa es el recuerdo y la actualización de la obra
redentora de Cristo. Por eso, demos gracias a Dios uniéndonos al himno de
alabanza que proclama el celebrante, porque Jesucristo es el Salvador que Dios
había prometido en su misericordia y fidelidad.
Padrenuestro
Al prepararnos para comulgar, elevemos la oración
al Padre de la misericordia que envía a Jesucristo para reconciliarnos: Padre
nuestro...
Cordero de Dios
Así dice el Señor: “El que viene a mí no pasará
hambre, el que cree en mí no pasará sed”. Éste es el Cordero de Dios que quita
el pecado del mundo, dichosos los invitados a la cena del Señor.
Comunión
Hermanos: En la eucaristía, Jesús viene a nuestro
encuentro y nos fortalece para preparar su camino en nuestro corazón. Con
alegría, vayamos a recibir el Pan de Vida.
Avisos parroquiales
(Después de la
Oración postcomunión).
Rito de conclusión
La Misa ha terminado. Nuestra misión comienza.
Hermanos: Entramos en la segunda semana de
Adviento. El Señor nos invita a preparar su venida purificando nuestras vidas y
creciendo en caridad. No dejemos que las “tradicionales corridas” de este mes
de diciembre nos impidan “acudir presurosos al encuentro de Jesús”.
El Señor
esté con ustedes.
Que el Dios
de la constancia
y del
consuelo les conceda tener los mismos
sentimientos
unos hacia otros
a ejemplo
de Cristo.
Y que la bendición de Dios...
Despedida
Queridos amigos: Con el gozo de saber que Jesús
viene a nuestro encuentro en cada circunstancia de la vida, nos retiramos
cantando.
Voz del que clama en el desierto:
Preparad el camino del Señor,
enderezad sus sendas;
5 todo barranco será rellenado,
todo monte y colina será rebajado,
lo tortuoso se hará recto
y las asperezas serán caminos llanos.
6 Y todos verán la salvación de Dios.
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