“Le pondrá por nombre Emmanuel, que significa Dios-con-nosotros”, PARA SALVARNOS.
Estamos en vísperas de la Natividad del Señor Jesucristo. En Él los cristianos proclamamos la presencia salvífica de Emmanuel. No cabe, hermanos, sino el gozo y la esperanza, la gratitud y adoración, el compromiso renovado de ser expresión en nuestro cotidiano vivir de este Misterio de Amor.
Celebramos hoy con júbilo nuestra fe. En esta eucaristía dominical el Señor Jesús viene y hace morada entre y en cada uno de nosotros. Es Dios ofrecido en cercanía amorosa a ti y a mí.
Acojamos este amor y vivamos en él, pues somos hoy ciertamente, en medio de tantas preocupaciones y quebrantos, aquellos “a quienes Dios ama y ha llamado a formar parte de los santos”.
Liturgia de las Horas: 4ta. Semana del Salterio
Color: Morado
Santoral
Introducción a la
celebración
Hermanos
y hermanas: Todo ser humano necesita una madre para nacer. Esto fue verdad
también para Dios cuando quiso hacerse hombre y cumplir la profecía de Isaías
que lo llamó “Enmanuel”, que significa “Dios-con-nosotros”.
A
las puertas de la Navidad, este cuarto y último domingo de Adviento fija la
mirada en María, Virgen y Madre. Ella es el signo del amor de Dios que, por
obra del Espíritu Santo, envía a su Hijo, Jesús, a “plantar su carpa entre
nosotros”.
Nos
ponemos de pie. Recibimos al padre que presidirá nuestra celebración y
cantamos.
Saludo inicial
“La Virgen concebirá y dará a luz un hijo, cuyo nombre será Enmanuel,
Dios-con-nosotros”.
Hermanos:
Tenemos una liturgia rica y llena de amor: la figura de la Virgen Madre en el
centro de la escena, y el amor de Dios que quiere estar en medio de nosotros.
El
amor inconmovible del Padre que eligió a María, Virgen Madre, para que de ella
naciera Jesús por obra del Espíritu Santo, esté siempre con ustedes.
Acto penitencial
Nosotros
creemos que “Jesús viene a salvar a su pueblo de todos sus pecados”. Por eso,
pidamos humildemente perdón.
–
Tú vienes a salvar a tu pueblo.
Señor, ten piedad.
–
Tú eres el fruto bendito de la Virgen Madre.
Cristo, ten piedad.
–
Tú permaneces siempre con nosotros.
Señor, ten piedad.
Liturgia de la Palabra
Primera lectura (Is 7, 10-14): El profeta anuncia el signo divino de una
virgen que dará a luz un hijo. Su nombre será Emanuel.
En aquellos días, el Señor habló a Acaz: "Pide una señal al Señor, tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo." Respondió Acaz: "No la pido, no quiero tentar al Señor." Entonces dijo Dios: "Escucha, casa de David: ¿No os basta cansar a los hombres, que cansáis incluso a mi Dios? Pues el Señor, por su cuenta, os dará una señal: Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa "Dios-con-nosotros"."
PALABRA DE DIOS.
Salmo (Sal 23, 1-6): El salmo responde a la intervención de Dios resaltando su soberanía
como Creador. Participamos de esta oración, aclamando:
R.- Va a entrar el Señor, el
rey de la gloria.
Segunda lectura (Rom 1, 1-7): Pablo nos anuncia que Jesucristo es la
gran manifestación de Dios para la salvación de todos.
Pablo, siervo de Cristo Jesús, llamado a ser apóstol, escogido para
anunciar el Evangelio de Dios. Este Evangelio, prometido ya por sus profetas en las Escrituras santas, se refiere a su Hijo, nacido, según la carne, de la estirpe de David; constituido, según el Espíritu Santo, Hijo de Dios, con pleno poder por su resurrección de la muerte: Jesucristo, nuestro Señor.
Por él hemos recibido este don y esta misión: hacer que todos los
gentiles respondan a la fe, para gloria de su nombre. Entre ellos estáis también vosotros, llamados por Cristo Jesús. A todos los de Roma, a quienes Dios ama y ha llamado a formar parte de los santos, os deseo la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.
PALABRA DE DIOS.
Evangelio (Mt 1, 18-24): El ángel comunica a José que en María se
cumplirá la
profecía
de Isaías.
El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: "José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados." Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el Profeta: "Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Enmanuel, que significa "Dios-con-nosotros"." Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer.
PALABRA DEL SEÑOR.
Credo
Creemos
que Jesús nació de Santa María Virgen. Proclamemos con fervor nuestra fe. Creo...
Oración de los fieles
Jesús
quiere salvar de sus pecados a todos los hombres. Roguemos para que todos
descubran la presencia de Jesús en medio de nosotros.
A
cada intención, pedimos: Con María, te esperamos. ¡Ven, Señor Jesús!
Por
la Iglesia: para que pueda dar a luz a Jesucristo en los países donde los
cristianos son perseguidos. Oremos.
Por
nuestro país: para que se incremente la justicia social y la solidaridad entre
los hombres. Oremos.
Por
los que en las próximas fiestas estarán ausentes de sus hogares: los internados
en los hospitales, las cárceles, los geriátricos; los emigrantes; los que
trabajan en los servicios públicos: para que encuentren en los cristianos
solidaridad y ayuda. Oremos.
Por
nuestra Iglesia diocesana y parroquial: para que cuente con los recursos
económicos necesarios para hacer presente a Jesús en medio de nosotros. Oremos.
(Añadir
y/o sustituir intenciones, dando lugar a otras que reflejen las necesidades del
momento y/o de la comunidad).
¡Padre
bondadoso! Ya que anhelamos con María la llegada de tu Hijo, concédenos
practicar una fraternal solidaridad para alcanzar la gloria de la resurrección.
Te lo pedimos...
Presentación de las ofrendas
Después
de alimentarnos con la Palabra de Dios, preparamos la mesa de la eucaristía.
Unidos a Jesús, le presentamos nuestro Adviento: lo que hicimos y lo que aún
haremos
para
recibir cristianamente a Jesús.
Prefacio (Adviento IV)
Dios
quiso hacerse hombre por medio de María. Unámonos al himno de alabanza que, en
nombre de todos, eleva el celebrante, porque, en el seno virginal de María, han
brotado la salvación y la paz.
Padrenuestro
Al
prepararnos para comulgar, pidamos la gracia de “hacer la voluntad” de Dios a
ejemplo de María y José: Padre nuestro...
Cordero de Dios
Éste es el Cordero de
Dios que quita el pecado del mundo. Jesús, Dios con-nosotros, nacido de la
Virgen fiel. Dichosos los invitados a la cena del Señor.
Comunión
Hermanos:
La comunión es la culminación de nuestra acción de gracias a Dios. Con la fe de
María, marchemos alegres a recibir a Jesús.
Avisos parroquiales
(Después de la Oración postcomunión).
Rito de conclusión
La
Misa ha terminado. Nuestra misión comienza.
Hermanos: Con María y José confiemos en los planes de Dios; demos vida a Jesús
en nuestro corazón y llevemoslo a los demás mediante la alegría, el cariño y la
solidaridad.
Que
el Señor esté con ustedes.
Bendición
solemne Misal, pág. 543, nº 1.
Despedida
Queridos
amigos: Animados por la compañía de María y la proximidad de la Navidad, nos
retiramos, cantando.
FELIZ DOMINGO EN LA PAZ DEL SEÑOR
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