I Domingo de Cuaresma
La Cuaresma es el tiempo de preparación a la Pascua. La Iglesia, como buena pedagoga, nos propone un itinerario que dura 40 días, en el cual vamos recorriendo un camino que nos invita a la “conversión”, a mirar nuestra vida teniendo como espejo a Jesús, para ir cambiando todo aquello que nos permite vivir de acuerdo a los valores del Evangelio; es decir, como hijos y hermanos… Porque, a fin de cuentas, todo se sintetiza en esto…
Al igual que el Tiempo Ordinario empieza con el relato del Bautismo, la Cuaresma empieza siempre con la narración de las Tentaciones de Jesús en el desierto. La contemplación del Bautismo de Jesús nos predispone internamente a seguir con atención a Jesús durante su vida pública… Sí, Él es el Hijo amado de Dios… por eso merece la pena conocerlo para aprender de Él…
Introducción a la celebración
Hermanos y hermanas: Con la imposición de
las cenizas, el miércoles pasado comenzamos el Tiempo litúrgico de Cuaresma. La
Cuaresma es un caminar hacia la Pascua. Son cuarenta días especialmente
dedicados a la oración, la penitencia y la caridad, para celebrar, purificados
y gozosos, la resurrección de Jesús.
En este
1º domingo de Cuaresma, la liturgia nos inculca la confianza en Dios, como
medio seguro para superar las tentaciones y dificultades de la vida.
El color
litúrgico de este tiempo es el morado, que representa una gozosa austeridad. En
este tiempo, no se dice el Gloria ni el Aleluya.
Nos
ponemos de pie. Recibimos al padre que presidirá la eucaristía y, con alegría y
como hermanos, cantamos.
Saludo inicial
No sólo de pan vive el hombre, sino de toda
Palabra que sale de la boca de Dios.
Hermanos:
Comenzamos la Cuaresma, y la Iglesia quiere inspirarnos confianza en Dios y en
su Palabra, mostrándonos cómo Jesús vence a Satanás, precisamente, con la
Palabra de Dios.
La misericordia de Dios
y su Espíritu, que sostuvo
a Jesús en el desierto,
estén con todos ustedes.
Acto penitencial
El Señor no nos
trata según nuestros pecados, ni nos paga conforme a nuestras culpas. Pidamos
humildemente perdón.
– Tú que
fuiste tentado como nosotros.
Señor, ten piedad.
– Tú que te
compadeces de nuestras flaquezas.
Cristo, ten piedad.
– Tú que
cargaste con nuestras culpas.
Señor, ten piedad.
Liturgia de la Palabra
Primera lectura (Deut 26, 1-2.
4-10): Como
el pueblo hebreo, renovemos nuestra confianza en el poder y la fuerza del
Señor, nuestro Dios.
Dijo Moisés al pueblo:
-- El sacerdote tomará de tu mano la cesta con las primicias y la pondrá ante el altar del Señor, tu Dios. Entonces tu dirás ante el Señor, tu Dios: "Mi padre fue un arameo errante, que bajó a Egipto, y se estableció allí, con unas pocas personas. Pero luego creció, hasta convertirse en una raza grande, potente y numerosa. Los egipcios nos maltrataron y nos oprimieron, y nos impusieron una dura esclavitud. Entonces clamamos al Señor, Dios de nuestros padres, y el Señor escuchó nuestra voz, miró nuestra opresión, nuestro trabajo y nuestra angustia. El Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte y brazo extendido, en medio de gran terror, con signos y portentos. Nos introdujo en este lugar, y nos dio esta tierra, una tierra que mana leche y miel. Por eso ahora traigo aquí las primicias de los frutos del suelo que tú, Señor, me has dado.” Lo pondrás ante el Señor, tu Dios, y te postrarás en presencia del Señor, tu Dios”.
Palabra de Dios
Segunda lectura (Rom 10, 5-13): Nuestros labios han de proclamar la ad-hesión de nuestros corazones al
Señor, que nos ofrece su salvación.
Hermanos:
La escritura dice: "La palabra está cerca de ti: la tienes en los labios y en el corazón." Se refiere a la palabra de la fe que os anunciamos. Porque, si tus labios profesan que Jesús es el Señor, y tu corazón cree que Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás. Por la fe del corazón llegamos a la justificación, y por la profesión de los labios, a la salvación. Dice la Escritura: "Nadie que cree en él quedará defraudado." Porque no hay distinción entre judío y griego; ya que uno mismo es el Señor de todos, generoso con todos los que lo invocan. Pues "todo el que invoca el nombre del Señor se salvará."
Palabra de Dios
Evangelio (Lc 4,
1-13): El
evangelio muestra a Jesús superando las tentaciones con la fuerza de la Palabra
de Dios.
En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y, durante cuarenta días, el Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado por el diablo.
Todo aquel tiempo estuvo sin comer, y al final sintió hambre.
Entonces el diablo le dijo: "Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan." Jesús le contestó: "Está escrito: «No sólo de pan vive el hombre»".
Después, llevándole a lo alto, el diablo le mostró en un instante todos los reinos del mundo y le dijo: "Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mí me lo han dado, y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mí, todo será tuyo."
Jesús le contestó: "Está escrito: «Al Señor, tu Dios, adorarás y a él sólo darás culto»". Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en el alero del templo y le dijo: "Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: «Encargará a los ángeles que cuiden de ti», y también: «Te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras»".
Jesús le contestó: "Está mandado: «No tentarás al Señor, tu Dios»".
Completadas las tentaciones, el demonio se marchó hasta otra ocasión.
Palabra del Señor.
Credo
Proclamemos
nuestra fe en el misterio de Cristo, enviado por el Padre para salvarnos: Creo...
Oración de los fieles
Oremos para que
la práctica anual de la Cuaresma avive en todos el deseo de llevar una vida
digna del evangelio.
A
cada intención, pedimos: Enséñanos a confiar en ti.
Para que la
Iglesia, empujada por el Espíritu al desierto de este mundo, se vea fortalecida
en la lucha contra las fuerzas del mal. Oremos.
Para que el espíritu de la Cuaresma
ayude a los gobernantes y a los dirigentes sociales a practicar la austeridad
en favor de los más necesitados. Oremos.
Para que los
desalentados, los tristes, los deprimidos, puedan superar esa situación
confiando en Dios. Oremos.
Para que todos
nosotros vivamos esta Cuaresma con mayor espíritu de oración, penitencia y
caridad. Oremos.
(Añadir y/o
sustituir intenciones).
Señor, queremos zambullirnos en tu
misericordia. Ayúdanos en esta Cuaresma a confiar en tu Palabra y a ponerla en
práctica. Te lo pedimos...
Presentación de las ofrendas
Cristo, muerto y resucitado para nuestra
salvación, es nuestra gran ofrenda al Padre. Unidos a él, llevamos al altar el
propósito de aprovechar este tiempo para aumentar nuestra oración, penitencia y
caridad.
Prefacio (Propio)
Hermanos: La fuerza de la Palabra de Dios
nos anima a afrontar las dificultades y tentaciones de la vida. Confiados y
alegres, unámonos al celebrante en esta gran acción de gracias al Padre,
porque, “con la práctica cuaresmal, nos conduce a celebrar la Pascua con pureza
de alma”.
Padrenuestro
Nos preparamos a comulgar. Con confianza
de hijos y con la humildad propia de pecadores, pidamos que el Padre “perdone
nuestras ofensas”.
Cordero de Dios
Todo el que invoque el nombre del Señor se
salvará. Él es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.
Dichosos los invitados a la Cena del Señor.
Comunión
Cuaresma es una marcha hacia la Pascua. La
eucaristía nos fortalece para renovar nuestra conversión mediante las prácticas
cuaresmales.
Avisos
Parroquiales
(Después
de la Oración post-comunión).
Rito de conclusión
La misa ha terminado. Nuestra misión
comienza.
Hermanos: La misión dura cuarenta días y consiste en aprovechar este
especial tiempo de Cuaresma para acercarnos más a Jesús mediante la oración, la
penitencia y la caridad.
Que el Señor esté con ustedes.
Bendice, Señor, a tu pueblo
que, mediante la práctica cuaresmal,
quiere superar la fuerza del pecado,
para que, celebrando
con pureza de alma
el misterio pascual,
llegue a gozar de la Pascua eterna.
Y que la
bendición...
Canto Final
Queridos amigos: Con alegría y confianza por haber iniciado nuestro camino de preparación a la Pascua, nos retiramos cantando.
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