Edicion Especial
Asunción de la Santisima Virgen Maria
15 de Agosto : SOLEMNIDAD DE LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN
19 de Agosto : XX Domingo del Tiempo Ordinario
Liturgia de las Horas: Propio del Salterio
Color: Blanco
Santoral
Introducción a la celebración
Hermanos:
Los seres humanos convivimos con la muerte, pero sabemos que Cristo ha vencido
a la muerte y que a todos nos llama a la gloria de la resurrección.
Hoy celebramos la fiesta de la Asunción de la Virgen. Sus
hijos nos alegramos, porque Dios no permitió la corrupción corporal de María y,
al finalizar su vida entre nosotros, la elevó al cielo en cuerpo y alma. Dios
asoció así a María inmaculada al triunfo de la resurrección de Cristo.
Para resaltar la fiesta, los ornamentos del sacerdote son
de color blanco.
Oremos juntos, cantemos juntos y juntos alimentémonos de la
Palabra de Dios y del Pan de Vida. Nos ponemos de pie. Recibimos al padre que
presidirá nuestra eucaristía y cantamos.
Saludo inicial
El Señor hizo en mí grandes cosas, canta la Virgen en su visita a Isabel. Esas
“grandes cosas”, que comienzan con la Maternidad de Jesús –fundamento de todas
las demás–, se coronan con la fiesta de hoy: María es elevada al cielo en
cuerpo y alma para participar de la gloria de Cristo y mostrarnos la gloria que
nos espera a cada uno de nosotros.
Hermanos:
Que la gracia y la paz
de Dios Padre, que en María
nos muestra a todos
la gloria a la que estamos llamados,
estén con todos ustedes.
Rito penitencial
Glorifiquemos
y alabemos a la Santísima Trinidad, que en María “hizo grandes cosas” y la
coronó de gloria en el cielo. Gloria...
Hermanos: Dios
eligió a María como Madre de Jesús y la elevó al cielo. Él nos llama a la
conversión. Con sinceridad y confianza, pidamos perdón por nuestras faltas.
– Porque no respetamos, cuidamos ni valoramos nuestro
cuerpo.
Señor, ten piedad.
– Porque nuestra fe en la resurrección de la carne y la
gloria perdurable es débil.
Cristo, ten piedad.
– Porque no nos anima la esperanza de la gloria a la que
estamos llamados.
Señor, ten piedad.
Gloria
Glorifiquemos
y alabemos a la Santísima Trinidad, que en María “hizo grandes cosas” y la
coronó de gloria en el cielo. Gloria...
Liturgia de la Palabra
Primera lectura (Apoc 11, 19a; 12, 1-6a. 10ab): A María, por ser Madre de la
Iglesia, la liturgia le aplica un texto del Apocalipsis que describe
brillantemente su gloria.
Se abrió en el cielo el santuario de Dios y en su santuario apareció el arca de su alianza. Después apareció una figura portentosa en el cielo: Una mujer vestida de sol, la luna por pedestal, coronada con doce estrellas. Apareció otra señal en el cielo: Un enorme dragón rojo, con siete cabezas y doce cuernos y siete diademas en las cabezas. Con la cola barrió del cielo un tercio de las estrellas, arrojándolas a la tierra. El dragón esta enfrente de la mujer que iba a dar a luz, dispuesto a tragarse al niño en cuanto naciera. Dio a luz un varón, destinado a gobernar con vara de hierro a los pueblos. Arrebataron al niño y lo llevaron junto al trono de Dios. La mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar reservado por Dios. Se oyó una gran voz en el cielo:
-- Ahora se estableció la salud y el poderío, y el reinado de nuestro Dios, y la potestad de su Cristo.
Palabra de Dios
Salmo (Sal 44, 10b-12. 15b-16): El Salmo es un bellísimo canto nupcial.
Con él, la liturgia exalta la figura de María. Participamos de esta oración,
exclamando: Es la reina, adornada
con tus joyas y con oro de Ofir.
Segunda lectura (1Cor 15, 20-27a): Dios anticipó en María lo que
quiere hacer con todos nosotros. Escuchemos a san Pablo hablando de la muerte y
de la resurrección.
Hermanos:
Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos. Si por un hombre vino la muerte, por un hombre ha venido la resurrección. Si por Adán murieron todos, por Cristo todos volverán a la vida. Pero cada uno en su puesto: primero Cristo, como primicia; después, cuando él vuelva, todos los que son de Cristo; después los últimos, cuando Cristo devuelva a Dios Padre su reino, una vez aniquilado todo principado, poder y fuerza. Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies. El último aniquilado será la muerte. Porque Dios ha sometido todo bajo sus pies.
Palabra de Dios
Evangelio (Lc 1, 39-56): La Virgen canta al Señor que
se fijó en su pequeñez e hizo en ella grandes cosas.
En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito:
--¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.
María dijo:
--Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia --como lo había prometido a nuestros padres-- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.
Palabra del Señor
Credo
Confesemos nuestra fe en Dios, Padre, Hijo
y Espíritu Santo, que hizo en María tan grandes prodigios. Creo...
Oración de los fieles
Hermanos: Oremos juntos a nuestro
Dios, que glorificó a María elevándola en cuerpo y alma al cielo.
A cada intención, respondemos: Te lo pedimos por María, glorificada junto a Jesús.
Para que el Papa, los obispos y sacerdotes
prediquen sin desmayo la esperanza y la gloria a la que estamos llamados. Oremos.
Para que el
continente americano y nuestro país tan devoto de María encuentren en ella
fortaleza para luchar por una mejor calidad de vida. Oremos.
Para que los enfermos terminales y cuantos sufren una grave enfermedad
experimenten el consuelo de la gloria futura. Oremos.
Para que todos
nosotros recurramos diariamente a María “ahora y en la hora de nuestra muerte”. Oremos.
Mira con bondad, Señor, los
anhelos expresados en la plegaria de tus hijos, que, llenos de gozo, contemplan
en María nuestra humana naturaleza glorificada. Te lo pedimos...
Presentación de las ofrendas
Con el espíritu servicial que María
manifestó a su prima Isabel, llevemos al altar el pan y el vino junto con los
gozos y las fatigas de cada día.
Prefacio
(Propio)
Demos gracias al Padre, que constituyó a
María “garantía de consuelo y esperanza para el pueblo que peregrina en la
tierra”.
Padrenuestro
Invoquemos a Dios, Padre nuestro, que en
María nos dio un anticipo de la gloria venidera. Padre nuestro...
Cordero de Dios
Éste es el Cordero de Dios que quita el
pecado del mundo: Jesús, el Hijo de María, que la asoció a su misión y a su
gloria. Dichosos los invitados a la cena del Señor.
Comunión
La Comunión es nuestro alimento para la
vida eterna y un anticipo de la gloria que Dios quiere para todos sus hijos.
Rito de conclusión
La misa ha terminado. Nuestra misión
comienza.
Hermanos:
Las maravillas que Dios obró en la Santísima Virgen nos animan a permanecer
fieles a Jesús, sabiendo que Dios Padre quiere esa misma gloria para nosotros.
Que el Señor esté con ustedes.
Bendición Solemne (Misal,
pág. 637, Nº 15).
Despedida
Hermanos: Nos despedimos de esta
fiesta mariana llenos de esperanza y consuelo cantando.
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