Santoral
Introducción a la celebración
Si en la Iglesia debiéramos elegir un día para la alegría, ese día sería hoy. ¡Cristo ha resucitado! ¡Aleluya!
➱ Pascua es la fiesta de la vida: la muerte ha sido vencida.
➱ Pascua es la fiesta de la vida: con su resurrección, Cristo dio un nuevo horizonte a nuestra vida.
➱ Pascua es la fiesta de la vida: todos hemos resucitado con Cristo para vivir la gracia de los hijos de Dios y comunicarlo con gozo a todo el mundo.
Como estamos de fiesta, los ornamentos del sacerdote son blancos y se prolongará este color durante todo el Tiempo Pascual.
Nos ponemos de pie. Recibimos al padre que presidirá nuestra eucaristía y cantamos.
Saludo inicial
Queridísimos Hermanos: Éste es el día que hizo el Señor, alegrémonos y regocijémonos en él.
Así cantaremos en el salmo responsorial. Todo hoy es alegría, gozo, regocijo. ¡Cristo ha resucitado! y, con él, nuestra vida adquiere un nuevo horizonte y la gracia de llegar “a la gloria de la resurrección”.
Que el gozo y la paz
de Jesús resucitado
estén hoy y siempre con ustedes.
Rito penitencial
A) Es pertinente realizar el Rito de la bendición y aspersión (Misal, 1057).
La solemne Vigilia Pascual de anoche da un lugar relevante al recuerdo de nuestro bautismo. Con él, nacimos a una vida nueva.
Por eso, hoy, en lugar del acto penitencial acostumbrado, seremos rociados y purificados con agua bendita, en recuerdo de nuestro bautismo.
(Durante la aspersión, conviene cantar un canto con sentido bautismal).
B) Si no se realiza el Rito de la Aspersión.
“En el día en que celebramos la victoria de Cristo sobre el pecado y sobre la muerte, abramos el corazón a la misericordia del Padre, para morir al pecado y resucitar a la vida nueva.
– Tú que resucitaste lleno de gloria.
Señor, ten piedad.
– Tú que nos haces pasar de la muerte a la vida.
Cristo, ten piedad.
– Tú que nos llamas a vivir como resucitados.
Señor, ten piedad.
Gloria
Hermanos: Glorifiquemos a Dios, alabándolo en el cielo y en la tierra, porque nos ha llamado a cantar la gloria de la resurrección. Gloria...
Primera lectura: Pedro, en nombre de los apóstoles, da testimonio de la resurrección de Jesús.
En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo: "Conocéis lo que sucedió en el país de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en Judea y en Jerusalén. Lo mataron colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y nos lo hizo ver, no a todo el pueblo, sino a los testigos que él había designado: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección. Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha nombrado juez de vivos y muertos. El testimonio de los profetas es unánime: que los que creen en él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados."
Salmo: El salmo alaba y da gracias a Dios porque es “bueno”, porque “es eterno su amor”. Participamos de esta oración, exclamando (cantando):
"Éste es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo."
Dad gracias al Señor porque es bueno, / porque es eterna su misericordia. / Diga la casa de Israel: / eterna es su misericordia. R.
La diestra del Señor es poderosa, / la diestra del Señor es excelsa. / No he de morir, viviré / para contar las hazañas del Señor. R.
La piedra que desecharon los arquitectos / es ahora la piedra angular. / Es el Señor quien lo ha hecho, / ha sido un milagro patente. R.
Segunda lectura: San Pablo nos invita enfáticamente a buscar los bienes del cielo, “si es que, de verdad, hemos resucitado con Cristo”.
Hermanos: Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros apareceréis, juntamente con él, en la gloria.
Secuencia: Hoy la liturgia introduce un himno pascual llamado “secuencia”. En ella, se alaba a Cristo, que “reconcilió a los pecadores con el Padre”.
SECUENCIA
Ofrezcan los cristianos ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima propicia de la Pascua.
Cordero sin pecado que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables unió con nueva alianza.
Lucharon vida y muerte en singular batalla
y, muerto el que es la Vida,
triunfante se levanta.
¿Qué has visto de camino, María, en la mañana?
A mi Señor glorioso, la tumba abandonada,
los ángeles testigos, sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!
Venid a Galilea, allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos la gloria de la Pascua.
Primicia de los muertos, sabemos por tu gracia
que estás resucitado; la muerte en ti no manda.
Rey vencedor, apiádate de la miseria humana
y da a tus fieles parte en tu victoria sana.
Amén. Aleluya.
Evangelio: Al ver el sepulcro vacío, los apóstoles Pedro y Juan comienzan a entender lo que las Escrituras habían anunciado de Jesús.
El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo: "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto." Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.
Credo
Hoy tenemos un motivo especial para proclamar nuestra fe en Dios: el Padre resucitó a su Hijo Jesucristo y nos regaló el Espíritu Santo como don de la Pascua. Creo...
Oración de los fieles
El mundo necesita la luz y la alegría de Jesús resucitado. Pidamos que lleguen a todos los hermanos.
A cada intención respondemos: Ayúdanos a mostrar la alegría pascual.
Para que la Iglesia –que hoy vuelve a cantar el Aleluya Pascual– sea luz y salvación de todos los pueblos. Oremos.
Para que los pueblos sumergidos en las tinieblas de la miseria y la opresión reciban la luz y la fuerza de Cristo resucitado. Oremos.
Para que todos los que, sin sentirse cristianos, trabajan por un mundo mejor encuentren luz y fortaleza en Jesús resucitado. Oremos.
Para que los que sufren encuentren en Cristo resucitado la esperanza para seguir luchando. Oremos.
(Para que los hermanos bautizados esta noche sean fieles a su compromiso bautismal). Oremos.
Para que todos nosotros honremos esta Pascua dando testimonio de una vida nueva. Oremos.
(Sustituir y/o añadir otras intenciones).
¡Jesús resucitado eres nuestra luz! Por esto te pedimos que esta celebración pascual dé frutos de vida nueva, ayudándonos a mostrar la alegría de los resucitados. Tú que vives y reinas...
Procesión de las ofrendas
Ofrezcamos a Jesús nuestra vida, para recibir la vida nueva que él nos ha conquistado y, así, comunicar la alegría de la resurrección.
Prefacio (I de Pascua)
“Alabemos a Dios, que por la muerte de Jesús destruyó nuestra muerte y, con su resurrección, restauró nuestra vida”.
Padrenuestro
Con alegría profunda, elevemos nuestra oración al Padre que en Jesús, muerto y resucitado, nos llamó a la felicidad eterna. Padre nuestro...
Cordero de Dios
Éste es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo: Jesús resucitado, que nos alcanza una vida nueva.
Comunión
Hermanos: ¡Hemos resucitado con Cristo! Vayamos gozosos a recibirlo en la eucaristía para abrazarnos más a Dios y a los hermanos.
Avisos parroquiales
(Después de la Oración Poscomunión).
Rito de conclusión
Hermanos: La Misa ha terminado. Nuestra misión comienza.
Como María Magdalena, Pedro y Juan, que descubrieron el misterio de Cristo resucitado junto al sepulcro, vayamos gozosos a nuestros hermanos, para anunciarles que la vida tiene sentido y nos espera la felicidad eterna.
Que el Señor esté con ustedes.
Bendición solemne (M. pág. 633, Nº 7).
Hermanos: Toda la Liturgia nos ha hablado de gozo y alegría porque “la Pascua de Cristo es nuestra Pascua”. Por eso, tiene sentido la felicitación: “¡Felices Pascuas!”.
Nos despedimos cantando...
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