Sed todos bienvenidos a la Eucaristía. Hemos celebrado hace poco más de 24 horas el Nacimiento del Señor y hoy la Liturgia nos propone que festejemos a la Sagrada Familia de Nazaret: Jesús, María y José. La familia es el mejor fermento de la vida cristiana y eso lo hemos de tener muy en cuenta. Pero, además, es la base del crecimiento más armónico y un ejemplo de amor y paz. Es el día para honrar a los padres. Y, naturalmente, a los hijos. Con el pensamiento puesto en la imagen cercana y atrayente de la Sagrada Familia en el Portal de Belén, iniciamosnuestra celebración
1.- En la primera lectura vamos a leer un texto del Libro del Eclesiástico. El autor sabio del Antiguo Testamento nos da enseñanzas firmes para que nuestras familias funcionen en el amor y en la esperanza. Buen ejemplo para hoy cuando muchos quieren romper la idea de la familia. Y no se sabe la causa.
Lectura del libro del Eclesiástico 3, 2-6. 12-14
Dios hace al padre más respetable que a los hijosy afirma la autoridad de la madre sobre su prole.
El que honra a su padre expía sus pecados,el que respeta a su madre acumula tesoros;el que honra a su padre se alegrará de sus hijosy, cuando rece, será escuchado; el que respeta a su padre tendrá larga vida, al que honra a su madre el Señor lo escucha.
Hijo mío, sé constante en honrar a tu padre,no lo abandones mientras vivas;aunque chochee, ten indulgencia, no lo abochornes mientras vivas.
La limosna del padre no se olvidará, será tenida en cuenta para pagar tus pecados.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial
Sal 127, 1-2. 3. 4-5 (R/.: cf. 1)
R/. Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos.
Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos. Comerás del fruto de tu trabajo, serás dichoso, te irá bien. R/.
Tu mujer, como parra fecunda, en medio de tu casa; tus hijos, como renuevos de olivo, alrededor de tu mesa. R/.
Ésta es la bendición del hombreque teme al Señor.Que el Señor te bendiga desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida. R/.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 3, 12-21
Hermanos:
Como elegidos de Dios, santos y amados, vestíos de la misericordia entrañable, bondad, humildad, dulzura, comprensión.
Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno tenga quejas contra otro.
El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo.
Y por encima de todo esto, el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada.
Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón; a ella habéis sido convocados, en un solo cuerpo.
Y sed agradecidos. La palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; corregíos mutuamente.
Cantad a Dios, dadle gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados.
Y, todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.
Mujeres, vivid bajo la autoridad de vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas.
Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, que eso le gusta al Señor. Padres, no exasperéis a vuestros hijos, no sea que pierdan los ánimos.
Palabra de Dios.
+ Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 41-52
Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua.
Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres.
Estos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una jornada y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca.
A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas; todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba.
Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre:
— «Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados.»
Él les contesto:
— «¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?»
Pero ellos no comprendieron lo que queda decir.
Él bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad.
Su madre conservaba todo esto en su corazón.
Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres.
Palabra del Señor.
Oración de los Fieles
SAC.- Hermanos: Unidos a la oración de Jesús, María y José, la familia de Nazaret, invoquemos a Dios con la fe y la confianza de Ana pidiéndole a Dios un hijo.
Oremos por la Iglesia, para que también ella se sienta la familia de Dios, como Pueblo de Dios, y pueda ser testimonio de vida para todas las familias cristianas. Oremos.
Oremos por las familias cristianas, en las que la vivencia de la fe se va apagando, para que vuelvan a recuperar y sean los primeros testigos de Dios para con sus hijos. Oremos.
Oremos por los hijos, para que también lleguen a la madurez de su libertad, y a reconocer que la misión a la que están llamados no depende tanto de ellos cuanto de lo que Dios espera de ellos.
Oremos por todos nosotros, para que hagamos de nuestra comunidad parroquial una verdadera familia de fe, de esperanza y de caridad, como la familia de Nazaret. Oremos.
SAC.- Te lo pedimos, Padre, por tu Hijo Jesús, por su Madre María y por la fe de San José, su esposo. Tú que vives y reinas...
Proclamemos al mundo la importancia de la familia cristiana, basada en el amor y en la paz y mansedumbre que Cristo nos enseña.
COMENTARIO
Familia, buena noticia
Jesús quiso nacer y crecer en una familia humana; tuvo a la Virgen María como madre; y san José le hizo de padre. Ellos lo criaron y educaron con inmenso amor. La familia de Jesús merece de verdad el título de "santa", porque su mayor anhelo era cumplir la voluntad de Dios, encarnada en la adorable presencia de Jesús.
Por una parte, es una familia como todas las demás y, en cuanto tal, es modelo de amor conyugal, de colaboración, de sacrificio, de ponerse en manos de la divina Providencia, de laboriosidad y de solidaridad; es decir, de todos los valores que la familia conserva y promueve, contribuyendo de modo primario a formar el entramado de toda sociedad.
Sin embargo, al mismo tiempo, la Familia de Nazaret es única, diversa de todas las demás, por su singular vocación vinculada a la misión del Hijo de Dios. Precisamente con esta unicidad señala a toda familia, y en primer lugar a las familias cristianas, el horizonte de Dios, el primado dulce y exigente de su voluntad y la perspectiva del cielo al que estamos destinados (cf. Benedicto XVI, Ángelus, 28-12-2008).
La Palabra de Dios nos invita a iluminar nuestras familias, para descubrir si son auténticas familias y si son verdaderamente cristianas.
A veces nos encontramos con familias que, lejos de ser comunidades de vida y amor, son comunidades de servicios, "hoteles" en los que no hay una verdadera vida entre sus miembros, sino solamente una satisfacción de las necesidades de todos y un "pacto de no agresión" para que cada uno pueda hacer lo que le apetezca sin “molestar” a los demás. ¿Es eso una familia? Ciertamente, no.
La familia ha de ser una comunidad de vida y amor en la que la comunicación entre sus miembros sea rica, y se viva de verdad, una auténtica unión entre todos. La celebración de hoy nos invita a descubrir qué es una familia cristiana: aquella que se construye sobre el Señor y se apoya en los valores auténticamente cristianos: es aquella en la que,
• Los esposos, varón y mujer, viven verdaderamente unidos, se aman y se entregan hasta dar la vida, con unos ideales y metas comunes, basados en el Evangelio; se esfuerzan por superarse cada día y dialogan constantemente para crecer y madurar en el amor. Y tratan de superar las tensiones y conflictos que se puedan producir, mediante el diálogo, el perdón, la misericordia y la corrección fraterna, excluyendo siempre el recurso a cualquier tipo de violencia, tanto física como psicológica.
• Los esposos viven abiertos a la vida, y no rechazan el tener hijos, sino que los acogen con alegría como un don de Dios, como un regalo, aceptando el sacrificio que supone y entregándose con generosidad. Y por ello, se sienten llamados no a formar una pareja, sino a formar una familia.
• Los esposos, como padres, se esfuerzan por educar verdaderamente a sus hijos, desde pequeños, les dedican tiempo, y tratan de transmitirles los valores humanos y cristianos, dándoles ellos mismos testimonio con el ejemplo de su vida.
• Los hijos se respetan entre sí como hermanos, aceptan la autoridad de sus padres -a pesar de sus fallos- y tienen una actitud de colaboración e interés por los problemas de la familia.
• Los ancianos se encuentran verdaderamente acogidos y tratados con la dignidad que se merecen, aunque sus achaques y enfermedades sean una “carga” que hay que llevar con cariño y generosidad.
• Haya un verdadero ambiente cristiano en el que se dialogue, se rece, se transmitan, de palabra y de obra, los auténticos valores cristianos, a pesar de las influencias negativas de la sociedad.
• Se busque entre todos el bien común, el bien de toda la familia. Y se haga lo posible por parte de todos por estar juntos, por dialogar, por rezar... Y meditar aquello de que el quiere hacer algo busca medios, el que no quiere hacer nada busca excusas.La familia que el Señor te ha dado -a pesar de todos los pesares- es un gran regalo que Él te ha concedido. ¡Da gracias a Dios cada día por tu familia! ¡Reza por ella! ¡Cuídala! Y ten una actitud positiva no egoísta: no estés pensando lo que ellos tienen que darte: piensa qué es lo que puedes y tienes que hacer para que todo vaya mejor. En la medida que pienses menos en tí y trates de vivir para los que te rodean sean felices, todo será mucho más fácil y tú serás mucho más feliz.
Compromiso semanal
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