La Palabra de Dios y la Eucaristía deben animar la acción evangelizadora de la Iglesia, dice el Papa. Tras el rezo del Ángelus en la Plaza de San Pedro.
Liturgia de las Horas: Propio del Salterio
Color: Blanco
Santoral
Fiesta de Todos los Santos
Introducción a la celebración
Hermanos: Todos los pueblos honran a sus héroes. El Pueblo de Dios tiene también sus héroes: los llamamos santos.
Hoy la Iglesia honra a “todos los santos”. A los que han sido oficialmente reconocidos como tales y también a todos los hijos de Dios, hermanos nuestros, que se esforzaron, en esta vida, por vivir el espíritu de las Bienaventuranzas.
Ellos comparten con Dios la alegría del cielo. Nosotros encontramos en ellos ejemplo y ayuda para peregrinar a la patria del cielo. Como estamos de fiesta, el color litúrgico es el blanco.
Nos ponemos de pie. Recibimos al padre que presidirá nuestra Eucaristía y cantamos
Saludo inicial
¡“Miren cómo nos amó el Padre! Quiso que nos llamáramos hijos de Dios, y nosotros lo somos realmente.
Hermanos: Con esta maravillosa afirmación, comienza la 2ª lectura de hoy. Y estamos reunidos para celebrar alegremente el día de todos los hijos de Dios –hermanos nuestros– que han vivido en esta vida el espíritu del Evangelio.
La alegría y la paz de Dios,
que ha obrado maravillas
en todos los hijos dóciles a su amor,
esté con todos ustedes.
Rito penitencial
Ante el ejemplo de fidelidad y entrega a Dios que nos dan los santos, reconozcamos nuestras faltas.
(Después de un breve silencio).
– Tú eres el Santo de Dios.
Señor, ten piedad.
– Tú nos llamas a la santidad.
Cristo, ten piedad.
– Tú nos diste a los santos como ejemplo y ayuda.
Señor, ten piedad.
Lecturas de la liturgia
Primera Lectura: Apocalípsis 7,2-4.9-14
"Apareció en la visión una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua"
Yo, Juan, vi a otro ángel que subía del oriente llevando el sello del Dios vivo. Gritó con voz potente a los cuatro ángeles encargados de dañar a la tierra y al mar, diciéndoles: "No dañéis a la tierra ni al mar ni a los árboles hasta que marquemos en la frente a los siervos de nuestro Dios." Oí también el número de los marcados, ciento cuarenta y cuatro mil, de todas las tribus de Israel.
Después esto apareció en la visión una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua, de pie delante del trono y del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos. Y gritaban con voz potente: "¡La victoria es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero!" Y todos los ángeles que estaban alrededor del trono y de los ancianos y de los cuatro vivientes cayeron rostro a tierra ante el trono, y rindieron homenaje a Dios, diciendo: "Amén. La alabanza y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y el honor y el poder y la fuerza son de nuestro Dios, por los siglos de los siglos. Amén."
Y uno de los ancianos me dijo: "Ésos que están vestidos con vestiduras blancas, ¿quiénes son y de dónde han venido?" Yo le respondí: "Señor mío, tú lo sabrás." Él me respondió: "Éstos son los que vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero."
Salmo Responsorial: 23
"Éste es el grupo que viene a tu presencia, Señor."
Del Señor es la tierra y cuanto la llena,el orbe y todos sus habitantes:él la fundó sobre los mares,él la afianzó sobre los ríos. R.
¿Quién puede subir al monte del Señor?¿Quién puede estar en el recinto sacro?El hombre de manos inocentesy puro corazón,que no confía en los ídolos. R.
Ese recibirá la bendición del Señor,le hará justicia el Dios de salvación.Éste es el grupo que busca al Señor,que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R.
Segunda Lectura: I Juan 3,1-3
"Veremos a Dios tal cual es"
Queridos hermanos: Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no le conoció a él. Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es. Todo el que tiene esperanza en él, se purifica a sí mismo, como él es puro.
Evangelio: Mateo 5,1-12a
"Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo"
HOMILIA
¡Sed santos, como Yo soy santo!
La Iglesia celebra hoy la solemnidad de Todos los Santos. Hoy recordamos especialmente a esa muchedumbre inmensa que nadie podía contar, de la que nos habla el Apocalipsis (Ap 7, 2-4); la multitud de los discípulos de Cristo que ya han alcanzado la meta de la vida eterna.
Al visitar un jardín botánico, nos sorprende la variedad de plantas y flores, y resulta natural pensar en la fantasía del Creador, que ha transformado la tierra en un maravilloso jardín. Experimentamos un sentimiento análogo cuando consideramos el espectáculo de la santidad: el mundo se nos presenta como un "jardín", donde el Espíritu de Dios ha suscitado con admirable fantasía una multitud de santos y santas, de toda edad y condición social, de toda lengua, pueblo y cultura.
Cada uno es diferente del otro, con la singularidad de la propia personalidad humana y del propio carisma espiritual. Pero todos llevan grabado el "sello" de Jesús (cf. Ap 7, 3), es decir, la huella de su amor, testimoniado a través de la cruz. Todos viven felices, en una fiesta sin fin, pero, como Jesús, conquistaron esta meta pasando por fatigas y pruebas (cf. Ap 7, 14), afrontando cada uno su parte de sacrificio para participar en la gloria de la resurrección (Benedicto XVI, Angelus 1-XI-2008).
La Iglesia quiere que recordemos que, hasta que venga Jesucristo al final de los tiempos, sus discípulos, unos peregrinamos en la tierra; otros, ya difuntos, se purifican; mientras otros están ya en el cielo, glorificados, contemplando a Dios tal cual es. Hay una comunión entre la Iglesia del cielo y la de la tierra. La Iglesia es
• Iglesia militante que lucha y camina en la tierra para alcanzar la meta que es la vida eterna;
• Iglesia purgante que se purifica para poder participar de la gloria de Dios;
• Iglesia triunfante que ha alcanzado ya la meta de la fe y vive junto a Dios para siempre.
Por ello, conscientes de esta comunión de todo el Cuerpo Místico de Cristo, tiene sentido el recuerdo y la oración a los santos. Ellos, ahora son semejantes a Dios y le ven tal cual es. Ellos ahora interceden por nosotros. Ellos hicieron realidad en su vida el espíritu de las bienaventuranzas.
Ellos son santos no porque ganaran mucho dinero o fueran poderosos y ocuparan los primeros puestos, sino que son santos porque fueron pobres, mansos, limpios de corazón, pacíficos, misericordiosos, lloraron sus pecados y tuvieron hambre y sed de la salvación. Son santos porque en su vida fueron fieles a Jesucristo y vivieron cada día de su Palabra, vivieron cada día haciendo su voluntad.
Toda la Iglesia está en oración, viviendo el misterio de la comunión de los santos. Rezamos a la Iglesia triunfante para que, ella que viven ya junto a Dios, interceda al Padre por nosotros que vivimos luchando en nuestro caminar hacia la meta que es la vida eterna. Mañana rezaremos por la Iglesia purgante para que estos hermanos nuestros puedan disfrutar pronto de la vida eterna.
El camino que recorrieron los santos lo puedes recorrer también tú. Tú estás llamado a ser santo. Estás llamado a vivir cada día siendo fiel al Señor, haciendo de las Bienaventuranzas tu estilo de vida. Estás llamado a ser santo en medio de tu debilidad. El Señor ya cuenta con ella. El santo no es una especie de "superman". Santo es el hombre y la mujer que, desde su debilidad, se fía de Dios y se lanza a la aventura de vivir cada día tratando de hacer su voluntad, tratando de vivir como Jesús. Este es el testimonio que necesita el mundo de hoy. ¿Te atreves? ¿Te animas? ¡Ánimo! ¡El Señor te llama! ¡Fíate de Él! ¡Ponte en sus manos! El que empezó en ti la obra buena, Él mismo la llevará a su término.
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Credo
Proclamemos con alegría nuestra fe en este Dios que nos llama a participar de “la comunión de los santos”. Creo…
Oración de los fieles
Dios nos ha concedido una multitud de intercesores. Por medio de ellos y con ellos, pidamos por las necesidades del mundo.
A cada intención, pidamos: Con todos los santos, te glorificamos, Señor.
Por la Iglesia: para que, en sus hijos e instituciones, refleje la santidad de Dios.
Oremos.
Por los que gobiernan las naciones: para que trabajen por la paz, fruto de la justicia. Oremos.
Por los pobres, los hambrientos, los que sufren necesidades: para que experimenten nuestra fraterna ayuda. Oremos.
Por nuestra comunidad: para que el ejemplo de los santos nos estimule a vivir fielmente el Evangelio. Oremos.
Por las intenciones del Santo Padre para el mes de noviembre:
General: Para que los hombres y mujeres del mundo, especialmente los responsables de la política y la economía, no cedan en su empeño en salvaguardar la Creación.
Misionera: Para que los creyentes de las diversas religiones, con el testimonio de sus vidas y mediante el diálogo fraterno, ofrezcan una demostración clara de que el nombre de Dios es portador de paz. Oremos.
(Sustituir y/o añadir intenciones).
¡Señor! A ti que eres el Dios tres veces Santo, te rogamos que renueves nuestros deseos de imitar las virtudes de los que ya gozan de tu presencia. Te lo pedimos.
Presentación de las ofrendas
Hermanos: Presentemos al Señor los méritos de los santos y nuestro propósito de imitarlos.
Prefacio (Propio)
Demos gracias a Dios porque una multitud de hermanos nuestros ya lo alaban eternamente.
Padrenuestro
Nos llamamos hijos de Dios y lo somos realmente. Digamos con gozo: Padre nuestro…
Cordero de Dios
Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Jesús, alegría de todos los santos. Dichosos los llamados a la Cena del Señor.
Comunión
Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Jesús, alegría de todos los santos. Dichosos los llamados a la Cena del Señor.
Avisos parroquiales
(Después de la oración Poscomunión)
Rito de conclusión
La Misa ha terminado. Nuestra misión comienza.
Hermanos: La misión de hoy ya la conocemos, es la misión constante del cristiano: anhelar la santidad, buscar vivir plenamente el mensaje de Jesús.
El Señor esté con ustedes. Bendición solemne (Misal).
Despedida
Volvamos a la vida diaria con la protección y el ejemplo de los santos.
Nos retiramos, cantando.