3 DE NOVIEMBRE DE 2013
Introducción a la celebración
Hermanos y
hermanas: Es común que nuestra condición de pecadores y de pecadoras
“reincidentes” nos hagan dudar de la misericordia de Dios.
En este 31 domingo durante el año, la liturgia nos muestra el amor bondadoso de Dios por
todas sus criaturas y, en especial, por el hombre a quien nunca rechaza, sino
que lo busca para apartarlo del mal y ofrecerle el perdón y la salvación.
Nos ponemos de pie. Recibimos al
padre que, en nombre de Cristo, presidirá nuestra eucaristía y, uniendo
nuestros corazones y nuestras voces, cantamos.
Saludo inicial
El Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba
perdido, nos dirá Jesús.
Otra
liturgia reconfortante y consoladora. Otra liturgia dedicada al amor
misericordioso de Dios.
La gracia, la misericordia
y la paz de Dios,
que se compadece de todos
y ama todo lo que existe,
estén con ustedes.
Acto penitencial
El Señor se
compadece y aparta sus ojos de los pecados de los hombres para que ellos se
conviertan. Abramos nuestro corazón a su
misericordia.
– Tú nos buscas, cuando nos cerramos
a tu misericordia.
Señor, ten piedad.
– Tú nos perdonas, cuando no sentimos
tu misericordia.
Cristo, ten piedad.
– Tú nos salvas, cuando no
correspondemos a tu misericordia.
Señor,
ten piedad.
Gloria
Con alegría,
porque Dios nos ama y nos perdona, glorifiquemos al Dios uno y Trino: Gloria...
Liturgia de la Palabra
Primera
lectura (Sab 11, 22—12, 2): El Dios que
nos llamó a la vida nunca dejará de amarnos y ofrecernos su perdón.
Señor, el mundo entero es ante ti como un grano de arena en la balanza, como gota de rocío mañanero que cae sobre la tierra. Te complaces de todos, porque todo lo puedes, cierras los ojos a los pecados de los hombres, para que se arrepientan. Amas a todos los seres y no odias nada de lo que has hecho; si hubieras odiado alguna cosa, no la habrías creado. Y ¿cómo subsistirían las cosas si tú no lo hubieses querido? ¿Cómo conservarían su existencia, si tú no las hubieses llamado? Pero a todos perdonas, porque son tuyos, Señor, amigo de la vida. En todas las cosas está tu soplo incorruptible. Por eso corriges poco a poco a los que caen, les recuerdas su pecado y lo reprendes, para que se conviertan y crean en ti, Señor
Palabra de Dios.
Salmo (Sal 144, 1-2. 8-11. 13-14): En armonía con este
mensaje, el salmo bendice y alaba al Señor. Participemos de esta
oración, aclamando:
R.- BENDECIRÉ TU NOMBRE POR SIEMPRE, DIOS MÍO, MI REY
Segunda lectura
(2Tes 1, 11— 2, 2): San Pablo previene contra las falsas
expectativas acerca del juicio final.
Hermanos:
Pedimos continuamente a Dios que os considere dignos de vuestra vocación, para que con su fuerza os permita cumplir buenos deseos y la tarea de la fe; y para que así Jesús nuestro Señor sea vuestra gloria y vosotros seáis la gloria de él, según la gracia de Dios y del Señor Jesucristo. Os rogamos, a propósito de la última venida de nuestro Señor Jesucristo y de nuestro encuentro con él, que no perdáis fácilmente la cabeza ni os alarméis por supuestas revelaciones, dichos o cartas nuestras: como si afirmásemos que el día del Señor está encima.
Palabra de Dios
Evangelio (Lc
19, 1-10): El encuentro de Jesús con Zaqueo confirma, una vez más, el
amor misericordioso de Dios.
En aquel tiempo, entró Jesús en Jericó y atravesaba la ciudad. Un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de distinguir quien era Jesús, pero la gente se lo impedía porque era de bajo de estatura. Corrió más adelante y se subió a una higuera para verlo, porque tenía que pasar por allí. Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y dijo:
--Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa.
Él bajó en seguida, y lo recibió muy contento. Al ver esto, todos murmuraban
diciendo:
--Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador.
Pero Zaqueo se puso en pie, y dijo al Señor.
--Mira, la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más.
Jesús contestó:
--Hoy ha sido la salvación de esta casa; también éste es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido.
Palabra del Señor
Credo
El credo es
nuestro gran “Amén”, nuestra aceptación pública de la Palabra de Dios que hemos
celebrado. Proclamemos con entusiasmo: Creo...
Oración de los fieles
“Dios quiere que
todos los hombres se salven”. Por eso, hermanos, recemos para que todos se
acerquen y acepten su misericordia.
A cada intención, pedimos:
Ayúdanos a aceptar tu misericordia.
Por la Iglesia:
para que goce de paz y libertad en los países en que el cristianismo es
perseguido. Oremos.
Por los
responsables del complejo mundo de la economía: para que la pongan al servicio
del hombre. Oremos.
Por los pecadores
que buscan a Jesús y por los que no lo buscan tanto: para que todos alcancen la
misericordia de Dios. Oremos.
Por nuestra
comunidad parroquial: para que valoremos el sacramento de la reconciliación
como un signo real de reparación. Oremos.
(Añadir y/o sustituir intenciones).
Ya que tú te compadeces de todos, ayúdanos a aceptar tu
misericordia para que todos los hombres se conviertan. Te lo pedimos...
Presentación de las
ofrendas
Después
de alimentarnos con la Palabra de Dios, preparemos la mesa de la eucaristía.
Junto al pan y el vino, presentemos todas las cualidades y carismas que el
Señor nos regaló.
Prefacio (P. E. IV)
Dios
ama a todas sus criaturas y busca a los pecadores. Por eso, junto con el
celebrante, elevemos nuestro himno de alabanza al Padre, “porque creó al hombre a su semejanza y compadecido, le tendió la
mano para que lo encuentre el que lo busca.
Padrenuestro
La comunión con
Cristo que vamos a realizar debe ir acompañada de la comunión creciente con el
hermano. Por eso, pedimos que se nos perdone “como también nosotros
perdonamos”. Padre nuestro...
Cordero de Dios
El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí, y yo en
él, dice el Señor. Éste es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.
Dichosos los invitados a la cena del Señor
Comunión
Hermanos: El
Señor resucitado nos da su Cuerpo y su Sangre como alimento y como garantía de
vida. Con alegría vayamos a la mesa de la eucaristía.
Avisos parroquiales
(Después de la oración pos-comunión).
Rito de conclusión
La misa ha
terminado. Nuestra misión comienza. El
Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido, nos dijo
Jesús.
Hermanos: nuestra misión es aceptar la misericordia de Dios
y ayudar a que otros también la descubran.
El
Señor esté con ustedes.
Señor, que amas la vida
y te compadeces de todos,
concede a tus fieles
caminar sin tropiezos
hacia
los bienes eternos.
Y
que la bendición de Dios...
Despedida
Queridos amigos: Con alegría, porque el
Dios de la vida siempre nos ofrece su perdón, nos retiramos cantando.
FELIZ DOMINGO EN LA PAZ DEL SEÑOR

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