Santoral
Introducción a la celebración
Hermanos y hermanas: El camino de conversión que estamos recorriendo pasa, en este 3º domingo de Cuaresma, por la fidelidad a la Alianza que Dios hizo con nosotros cuando nos entregó los Diez Mandamientos.
Nuestra moral, como respuesta a la ley de Dios, y nuestro culto, como manifestación de nuestro amor a Dios, siempre corren el riesgo de desviarse, de no ser auténticos.
La Iglesia, hoy, propone revisar ambos aspectos de nuestra relación con Dios, para llegar, purificados, a la Pascua.
Nos ponemos de pie. Recibimos al padre que, en nombre de Cristo, presidirá nuestra eucaristía y, uniendo nuestros corazones y nuestras voces, cantamos.
Saludo inicial
Yo soy el Señor, tu Dios, el que te sacó de Egipto, de la esclavitud.
Así se presenta Dios: como libertador y dador de vida.
Hermanos: Hoy, la liturgia nos pone frente a los mandamientos de Dios y al culto con que, por Jesucristo, debemos adorarlo.
El amor de Dios, libertador nuestro,
y la gracia de Jesús,
muerto y resucitado
para nuestra salvación,
estén con todos ustedes.
Acto penitencial
Dios amó tanto al mundo que entregó su Hijo único. Con esta confianza abramos nuestro corazón a su misericordia.
– Tú eres nuestra ley.
Señor, ten piedad.
– Tú eres la fuerza y sabiduría de Dios.
Cristo, ten piedad.
– Tú eres el templo del Dios vivo.
Señor, ten piedad.
Liturgia de la Palabra
Primera lectura (Éx 20, 1-17): El Dios liberador que nos quiere libres detalla las conductas que nos ayudará a serle fieles.
En aquellos días, el Señor pronunció las siguientes palabras: "Yo soy el Señor, tu Dios, que te saqué de Egipto, de la esclavitud. No tendrás otros dioses frente a mí. [No te harás ídolos, figura alguna de lo que hay arriba en el cielo, abajo en la tierra o en el agua debajo de la tierra. No te postrarás ante ellos, ni les darás culto; porque yo, el Señor, tu Dios, soy un dios celoso: castigo el pecado de los padres en los hijos, nietos y biznietos, cuando me aborrecen. Pero actúo con piedad por mil generaciones cuando me aman y guardan mis preceptos.] No pronunciarás el nombre del Señor, tu Dios, en falso. Porque no dejará el Señor impune a quien pronuncie su nombre en falso. Fíjate en el sábado para santificarlo. [Durante seis días trabaja y haz tus tareas, pero el día séptimo es un día de descanso, dedicado al Señor, tu Dios: no harás trabajo alguno, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tu ganado, ni el forastero que viva en tus ciudades. Porque en seis días hizo el Señor el cielo, la tierra, y el mar y lo que hay en ellos. Y el séptimo día descansó: por eso bendijo el Señor el sábado y lo santificó.] Honra a tu padre y a tu madre: así prolongarás tus días en la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar. No matarás. No cometerás adulterio. No robarás. No darás testimonio falso contra tu prójimo. No codiciarás los bienes de tu prójimo; no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de él."
Palabra de Dios.
Salmo (Sal 18, 8-11): En respuesta a la ley del Señor, el salmo describe sus bondades y beneficios. Participamos de esta oración, aclamando:
Señor, tú tienes palabras de Vida eterna.
La ley del Señor es perfecta / y es descanso del alma; / el precepto del Señor es fiel / e instruye al ignorante. R.
Los mandatos del Señor son rectos / y alegran el corazón; / la norma del Señor es límpida / y da luz a los ojos. R.
La voluntad del Señor es pura / y eternamente estable; / los mandamientos del Señor son verdaderos / y enteramente justos. R.
Más preciosos que el oro, / más que el oro fino; / más dulces que la miel / de un panal que destila. R.
Segunda lectura (1Cor 1, 22-25): San Pablo enseña que la salvación pasa por aceptar a un “Cristo crucificado”.
Hermanos: Los judíos exigen signos, los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles; pero, para los llamados -judíos o griegos-, un Mesías que es fuerza de Dios y sabiduría de Dios. Pues lo necio de Dios es más sabio que los hombres; y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.
Palabra de Dios.
Evangelio (Jn 2, 13-25): Al arrojar a los mercaderes del templo, Jesús quiere purificar nuestras prácticas religiosas.
Se acercaba la Pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo: "Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre." Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: "El celo de tu casa me devora." Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron: "¿Qué signos nos muestras para obrar así?" Jesús contestó: "Destruid este templo, y en tres días lo levantaré." Los judíos replicaron: "Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?" Pero hablaba del templo de su cuerpo. Y, cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y dieron fe a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús. Mientras estaba en Jerusalén por las fiestas de Pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo los signos que hacía; pero Jesús no se confiaba con ellos, porque los conocía a todos y no necesitaba el testimonio de nadie sobre un hombre, porque él sabía lo que hay dentro de cada hombre.
Palabra del Señor
Credo
Creemos en la bondad de Dios y en Cristo muerto y resucitado para nuestra salvación. Proclamemos con fervor: Creo...
Oración de los fieles
Roguemos al Señor, para que todos los hombres de buena voluntad abracen sus mandamientos y le rindan culto con devoción.
A cada intención, pedimos: Enséñanos a adorarte de verdad.
Por la Iglesia: para que sus instituciones y sus leyes sean expresión del amor bondadoso del Padre. Oremos.
Por los que hacen las leyes en la sociedad civil: para que respeten la Ley de Dios y los fundamentales derechos de las personas. Oremos.
Por todos los que sufren: para que encuentren fuerza y sabiduría en Jesús y solidaridad en nosotros. Oremos.
Por los Equipos de Animación Litúrgica: para que su labor contribuya a la participación “plena, consciente y activa” de los fieles. Oremos.
Que amemos, Señor, tus preceptos y te glorifiquemos con nuestras acciones y que seamos reconfortados por tu misericordia. Te lo pedimos...
Presentación de las ofrendas
Cristo, muerto y resucitado, es nuestra gran ofrenda al Padre. Junto a él, llevemos al altar el propósito de purificar nuestra conducta para ser, como Jesús, templos vivos de Dios.
Prefacio (Cuaresma II)
El Señor nos llama a revisar nuestra conducta y nuestro culto. Por eso, demos gracias al Señor, nuestro Dios, porque estableció tiempos especiales para que sus hijos recuperen la pureza del alma
Padrenuestro
El Padrenuestro manifiesta todo lo que desea un corazón honesto. Preparémonos a comulgar, diciendo con fervor: Padre nuestro...
Cordero de Dios
El que come mi carne vive en mí y yo en él, dice el Señor. Él es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la Cena del Señor.
Comunión
Hermanos: Jesús conoce nuestras debilidades y nuestra buena voluntad. Él se ofrece en la eucaristía para purificarnos y transformarnos en templos vivos de Dios. Con alegría, vayamos a comulgar.
Avisos parroquiales
(Después de la Oración Poscomunión).
Rito de conclusión
La Misa ha terminado. Nuestra misión comienza.
Hermanos: Hemos renovado la Alianza con el Dios que nos libera con sus paternales mandamientos. Mostremos, en nuestra vida diaria, la alegría de ser hombres libres junto a Jesús.
El Señor esté con ustedes.
El Dios del amor y de la paz
que entregó y resucitó a Jesús
les dé coraje para vivir auténticamente
la Alianza nueva de Cristo.
Y que la bendición de Dios...
Canto Final
Queridos amigos: Volvamos a la vida diaria con la alegría de llevar con nosotros al Dios que nos hace libres. Nos retiramos cantando.
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