También se llama a este domingo el de Tomas, por su especial protagonismo en el texto evangélico de la Eucaristía. Su desconfianza de principio produjo después un estallido de amor con esa frase --“¡Señor Mío y Dios Mío!”—que ha servido a millones y millones de cristianos y cristianas para expresar su fe de manera profunda y amorosa. Este Segundo Domingo de Pascua es asimismo el domingo de la Misericordia, tal como estableció el anterior Pontífice, el siempre recordado, Juan Pablo II. Tengámoslo, asimismo, en cuenta.
2º Domingo de Pascua
Liturgia de las Horas: Propio del Salterio
Color: Blanco
Santoral
San Estanislao, Obispo de Cracovia y Mártir
Santa Gemma Galgani
Introducción a la celebración
Hermanos y hermanas: Han pasado ocho días del acontecimiento central de nuestra fe: la resurrección de Jesús. Es tanta la importancia y el gozo de este suceso, que la Iglesia extiende su celebración durante cincuenta días. Los festejos pascuales van a concluir con la solemnidad de Pentecostés.
En este 2º domingo de Pascua, Jesús se manifiesta a sus discípulos para fortalecer y reclamar la fe en Él.
Con renovada alegría y fe en Jesús resucitado, nos ponemos de pie, recibimos al Padre, que presidirá nuestra eucaristía, y cantamos.
Saludo inicial
Hermanos: “Celebren con alegría su victoria dando gracias a Dios”, dice la antífona de entrada.
Para eso estamos reunidos: para celebrar con alegría la victoria de Jesús, que es nuestra propia victoria.
Como a los discípulos, tambiÉn a nosotros, aquí congregados, se nos aparece Jesús resucitado para reconfortar nuestra fe.
Que Jesús resucitado,
que vive entre nosotros,
acreciente nuestra alegría
y permanezca siempre con ustedes.
Acto penitencial
A) Bendición y aspersión (Ver Domingo de Pascua)
B) Forma habitual
Más de una vez, somos incrédulos como Tomás, y nuestra fe no es firme. Pidamos humildemente perdón.
Tú, el vencedor del pecado y de la muerte.
Señor, ten piedad.
Tú, alegría de los que creen en ti.
Cristo, ten piedad.
Tú, la resurrección y la vida.
Señor, ten piedad.
Gloria
Glorifiquemos a la Santísima Trinidad, porque Jesucristo, el Señor, ha resucitado y está entre nosotros.
I.- PARTE : Liturgia de la Palabra
Primera lectura (Hech 5, 12-16): Con gran entusiasmo, los apóstoles y la primera comunidad dan testimonio de Cristo resucitado.
Los apóstoles hacían muchos signos y prodigios en medio del pueblo. Los fieles se reunían de común acuerdo en el pórtico de Salomón; los demás no se atrevían a juntárseles, aunque la gente se hacía lenguas de ellos; más aún, crecía el número de los creyentes, hombres y mujeres, que se adherían al Señor. La gente sacaba los enfermos a la calle, y los ponía en catres y camillas, para que, al pasar Pedro, su sombra, por lo menos, cayera sobre alguno. Mucha gente de los alrededores acudía a Jerusalén, llevando a enfermos y poseídos de espíritu inmundo, y todos se curaban.
Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia. Diga la casa de Aarón: eterna es su misericordia. Digan los fieles del Señor: eterna es su misericordia. R.
Yo, Juan, vuestro hermano y compañero en la tribulación, en el reino y en la constancia en Jesús, estaba desterrado en la isla de Patmos, por haber predicado la palabra de Dios, y haber dado testimonio de Jesús. Un domingo caí en éxtasis y oí a mis espaldas una voz potente que decía: "Lo que veas escríbelo en un libro, y envíaselo a las siete Iglesias de Asia." Me volví a ver quién me hablaba, y, al volverme, vi siete candelabros de oro, y en medio de ellos una figura humana, vestida de larga túnica, con un cinturón de oro a la altura del pecho. Al verlo, caí a sus pies como muerto. Él puso la mano derecha sobre mí y dijo: "No temas: Yo soy el primero y el Último, yo soy el que vive. Estaba muerto y, ya ves, vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del abismo. Escribe, pues, lo que veas: lo que está sucediendo y lo que ha de suceder más tarde."
Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: "Paz a vosotros." Y diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: "Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo." Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: - "Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos." Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: "Hemos visto al Señor." Pero él les contesto: "Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo." A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: "Paz a vosotros." Luego dijo a Tomás: "Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente." Contestó Tomás: "¡ Señor mío y Dios mío!" Jesús le dijo: "¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto." Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Estos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.
Credo
Jesús resucitado es la columna vertebral de nuestra fe. Confesemos con fervor: Creo...
Oración de los fieles
Hermanos: La fe en Cristo resucitado nos hace ver la vida con renovada esperanza. Con esta actitud, pidamos por las necesidades de todos.
A cada intención, pedimos: Jesús resucitado, auméntanos la fe.
Para que todos los hombres del mundo perciban en la Iglesia la alegría de la Pascua. Oremos.
Para que los gobernantes trabajen con autÉntico espíritu de servicio y experimenten la alegría de su entrega. Oremos.
Para que los que no creen y para que los que tienen problemas de fe alcancen la paz que trae Jesús. Oremos.
Para que cada uno de nosotros lleve alegría y esperanza a todos los ambientes que frecuenta. Oremos.
(Añadir y/o sustituir intenciones por otras que reflejen las necesidades del momento y/o de la comunidad).
Padre bondadoso, tú resucitaste a Jesús dándonos paz y alegría; concédenos que nuestra comunidad sea testigo de la fe mediante la alegría y las buenas obras.
Te lo pedimos...
Procesión de las ofrendas
Jesús resucitado es la garantía de nuestra fe. Con el pan y el vino, presentemos al Señor el propósito de vivir con alegría la cincuentena pascual.
Prefacio (Pascua I)
Jesús nos trae la paz y nos envía a evangelizar. Por eso, con especial alegría, unidos al celebrante, elevemos la gran Acción de Gracias al Padre porque, por Jesucristo, nos hizo vencer el pecado y la muerte y renacer a una nueva vida.
Padrenuestro
Antes de participar en el banquete de la eucaristía, vínculo de unión fraterna, oremos como el Señor nos enseñó.
Padre nuestro...
Cordero de Dios
Éste es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo: Jesús, que fortalece nuestra fe y nos da su paz. Dichosos los invitados a la Cena del Señor.
Comunión
Hermanos: Unidos en una misma fe, vayamos a recibir al mismo Cristo resucitado, que nos llama a vivir en verdadera comunidad.
Avisos parroquiales
(Después de la Oración poscomunión).
Rito de conclusión
Hermanos: la Misa ha terminado, nuestra misión comienza. En la cincuentena pascual se nos invita a profundizar nuestra fe en Jesús y, por la alegría y la paz, manifestársela a cuantos nos rodean.
Que el Señor esté con ustedes.
Bendición Solemne (Misal. pág. 632).
Despedida
Hermanos: Vayamos a la vida cotidiana a anunciar que es posible una vida nueva: ¡Cristo ha resucitado y vive entre nosotros!
Nos despedimos cantando...
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