Color: Blanco
Santoral
Juan Francisco de Regis, Confesor (1597-1640)
San Basilio Magno
Solemnidad del Corpus Christi
La fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo está puesta por la Iglesia para honrar la presencia real de Jesucristo en la eucaristía. Y nos viene a la mente de todos nosotros el mandato del Señor en la última cena: “Haced esto en conmemoración mía”
Vamos, pues, a celebrar la eucaristía, sacramento del amor de Jesús hacia los hombres, memorial de la pascua de Jesucristo y la prenda de la vida eterna que él nos ha prometido.
Os invito a celebrar esta eucaristía en el día en que se nos invita a contemplar este gran don de amor que Jesús nos dejó antes de su muerte, aquel Jueves Santo en el cenáculo.
1.- Jesús, tú te has quedado con nosotros en el convite de la eucaristía. A veces nosotros estamos desganados y no acudimos pronto a tu mesa. SEÑOR, TEN PIEDAD.
2.- Jesús, la eucaristía es el memorial de tu pasión y de tu muerte. A veces nosotros no vivimos con profundidad lo que significa tu muerte en la cruz para salvarnos. CRISTO, TEN PIEDAD.
3.- Jesús, tú te has quedado en la eucaristía para llenar de gracia nuestros corazones y prepararnos a la gloria futura. Por las veces que no hemos apreciado suficientemente tu gran amor. SEÑOR, TEN PIEDAD.
MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA : (Ex 24,3-8):
Israel renovaba cada año la alianza, que Dios había hecho con el pueblo. El rito de la sangre, que es la vida, unía el altar, signo de Dios, y las doce piedras, representación del pueblo. Era la sangre de la alianza del Señor. Escuchad el libro del Exodo.
En aquellos días, Moisés bajó y contó al pueblo todo lo que había dicho el Señor y todos sus mandatos; y el pueblo contestó a una: "Haremos todo lo que dice el Señor." Moisés puso por escrito todas las palabras del Señor. Se levantó temprano y edificó un altar en la falda del monte, y doce estelas, por las doce tribus de Israel. Y mandó a algunos jóvenes israelitas ofrecer al Señor holocaustos, y vacas como sacrificio de comunión. Tomó la mitad de la sangre, y la puso en vasijas, y la otra mitad la derramó sobre el altar. Después, tomó el documento de la alianza y se lo leyó en alta voz al pueblo, el cual respondió: "Haremos todo lo que manda el Señor y lo obedeceremos." Tomó Moisés la sangre y roció al pueblo, diciendo: "Ésta es la sangre de la alianza que hace el Señor con vosotros, sobre todos estos mandatos."
¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Alzaré la copa de la salvación, invocando su nombre. R.
Mucho le cuesta al Señor la muerte de sus fieles. Señor, yo soy tu siervo, hijo de tu esclava; rompiste mis cadenas. R.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,invocando tu nombre, Señor. Cumpliré al Señor mis votos en presencia de todo el pueblo. R.
MONICIÓN A LA SEGUNDA LECTURA ( Heb 9,11-15):
Algunos cristianos habían quedado fascinados por el esplendor del culto judío, esplendor que ya no encuentran en las celebraciones cristianas. El autor se esfuerza por demostrar que Cristo viene a realizar la realidad profunda de aquello que el culto judío sólo esbozaba. El verdadero don de la sangre que permite al hombre participar en la vida misma de Dios, es el que ha cumplido Cristo muriendo en la cruz.
Hermanos: Cristo ha venido como sumo sacerdote de los bienes definitivos. Su tabernáculo es más grande y más perfecto: no hecho por manos de hombre, es decir, no de este mundo creado. No usa sangre de machos cabríos ni de becerros, sino la suya propia; y así ha entrado en el santuario una vez para siempre, consiguiendo la liberación eterna. Si la sangre de machos cabríos y de toros y el rociar con las cenizas de una becerra tienen poder de consagrar a los profanos, devolviéndoles la pureza externa, cuánto más la sangre de Cristo, que, en virtud del Espíritu eterno, se ha ofrecido a Dios como sacrificio sin mancha, podrá purificar nuestra conciencia de las obras muertas, llevándonos al culto del Dios vivo. Por esa razón, es mediador de una alianza nueva: en ella ha habido una muerte que ha redimido de los pecados cometidos durante la primera alianza; y así los llamados pueden recibir la promesa de la herencia eterna.
MONICIÓN AL EVANGELIO (Mc 14,12-26)
Jesús ha hecho con nosotros una nueva alianza. La sangre de esa alianza no es la de animales ni víctimas. Es la sangre del hijo de Dios, derramada en la cruz. Escuchad el relato de San Marcos.
El primer día de los Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos: "¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?" Él envió a dos discípulos, diciéndoles: "Id a la ciudad, encontraréis un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo y, en la casa en que entre, decidle al dueño: "El Maestro pregunta: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?" Os enseñará una sala grande en el piso de arriba, arreglada con divanes. Preparadnos allí la cena." Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y prepararon la cena de Pascua. Mientras comían. Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, diciendo: "Tomad, esto es mi cuerpo." Cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias, se la dio, y todos bebieron. Y les dijo: "Ésta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos. Os aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios." Después de cantar el salmo, salieron para el monte de los Olivos.
PETICIONES:
1.- Por la Iglesia entera, por el Papa, por nuestro obispo, y por todos los obispos. ROGUEMOS AL SEÑOR.
2.- Por los que, en cualquier lugar del mundo, aún no conocen a Jesucristo. ROGUEMOS AL SEÑOR.
3.- Por los que se preparan para el sacerdocio y para la vida religiosa. ROGUEMOS AL SEÑOR.
4.- Por los padres y madres de familia, que sean bendecidos, y sean un testimonio vivo para sus hijos. ROGUEMOS AL SEÑOR.
5.- Por los jóvenes que buscan trabajo y no lo encuentran, y por los que tienen que trabajar en condiciones precarias y poco dignas. ROGUEMOS AL SEÑOR.
6.- Por los empresarios que se esfuerzan por mantener y crear puestos de trabajo. ROGUEMOS AL SEÑOR.
7.- Por los enfermos de nuestra Parroquia. ROGUEMOS AL SEÑOR.
8.- Por nosotros, y por todos los que se acercarán a la mesa del Señor para alimentarse del pan de la vida. ROGUEMOS AL SEÑOR.
Con las ofrendas queremos ofrecerte, Señor, nuestra parroquia, sabiendo que una comunidad dice mucho cuando es de Jesús, cuando habla de Jesús y no de sus reuniones.
Cuando anuncia a Jesús y no se anuncia a sí misma. Cuando se gloría de Jesús y no de sus méritos. Cuando se reúne en torno a Jesús y no en torno a sus problemas...
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- Pan y el vino
- Cartel de cáritas
- Las canastillas.
He llamado a tu puerta, Señor, y queremos decirte PADRE NUESTRO. Padre Nuestro, Padre de Jesús, tu enviado; Padre de todos los hombres. Padre de los que ignoran; Padre de los que te combaten; Padre de todos los hombres, desde la aurora de los tiempos hasta su terminación. QUEREMOS DECIRTE CON JESÚS LA ORACIÓN QUE NOS ENSEÑÓ.
Señor, dame ojos para ver, no la venda que ciega, sino al profeta que la lleva.
Señor, dame ojos para ver, no la silla de ruedas, sino al profeta que está sentado en ella.
Señor, dame ojos para ver, no los aguijones de la droga, sino al profeta agujereado por la misma.
Señor, dame ojos para ver, no la bala asesina, sino al profeta ya sin vida que la alberga.
Señor, dame ojos para ver, no la buena acción sino:
- Al profeta que ayudó al anciano en el semáforo.
- Al profeta que cambió el llanto del niño en risas.
- Al profeta que iluminó el rostro de quien desesperaba.
- Al profeta que enseñó a cantar a quien nunca apreció la melodía.
INICIO.:
1.- Celebramos hoy el domingo del Corpus Christi, la fiesta de la presencia real de Jesús en la Eucaristía y en sagrario.
2.-Cada Eucaristía es una prolongación de la entrega de Cristo por cada uno de nosotros, una prolongación del Misterio de la Encarnación.
3.-Cada Eucaristía hay que enmarcarla en el dinamismo del amor de Dios, o como dicen los místicos: Cada Eucaristía es una locura de amor.
4.-La Eucaristía es el cúlmen de la vida cristiana.
1.-La Pascua judía, que hemos escuchado en la primera lectura adquiere un sentido pleno y definitivo en el sacrificio de Cristo.
*La Pascua judía tiene su fuerza en la alianza y pacto que Dios ha hecho con su Pueblo, y tenemos que poner el acento en la comunión y en la unidad de todos.
2.-La carta a los Hebreos nos recuerda que Cristo se ha entregado por nosotros hasta derramar su sangre como sacrificio de expiación por nosotros.
3.-El Evangelio de San Marcos vincula la fiesta pascual, donde se sacrifico el cordero, con el único sacrificio de Cristo:
*Jesucristo es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.
*La Eucaristía no es simplemente un recuerdo de un acontecimiento que aconteció hace mucho tiempo en una noche del Jueves Santo. La Eucaristía es memorial que renueva permanentemente, en claves de amor, la entrega sacrificial del mismo Cristo.
*En el año 304, un grupo de cristianos de Cartago, antes de ser martirizados, ante la exigencia del procónsul para que abandonaran la Eucaristía, contestaron: “Sin la Eucaristía no podemos vivir”
*La Eucaristía es exigencia de comunión con los hermanos, especialmente con los que sufren. Por esta misma razón, hoy es el día de la Caridad.
*El lema de esta año es “Construyamos un presente común. Nadie sin futuro”.
*Cáritas nos invita a los que venimos a la Eucaristía a tres exigencias, que son esenciales: servir a los demás frente a la exclusión social y situaciones de soledad, compartir nuestros bienes y nuestras cualidades para potenciar la comunión, e integrar a los otros rompiendo los muros que dificultan la integración.
*Para celebrar de manera consciente, piadosa y activa la Eucaristía necesitamos tener los sentimientos del mismo Cristo.
1.-Pidamos a Dios que nos ayude a revitalizar la Eucaristía en nuestro vida cristiana, reconociendo que ella es el cúlmen y fuente de nuestra fe.
2.-Reconocazmos que todos los ministerios y obras de apostolado, las actividades de Cáritas y toda la vida de la Iglesia, brotan de ella y tienden a ella como a su fin.
3.-Aprendamos a vivir la íntima unión de María con su Hijo, sabiendo que Ella fue el primer sagrario y nos invita a contemplar a Dios en el misterio Eucarístico y en el rostro del Necesitado.
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