El resto cayó en tierra buena y dio grano
Es un mensaje de esperanza, para el que espera y tiene fe. Sólo el que tiene sed, el que se deja llenar y el que tiene hambre es saciado, por tanto habla de que los cristianos hemos de tener una actitud activa, de esperanza en eso se nos tiene que notar que nos sentimos hijos de Dios.
Además, habla desde lo sencillo, habla de lluvia y no de tormenta, de procesos de enriquecimiento desde lo pequeño y cotidiano sin grandes revoluciones y sin embargo con cambios intensos y duraderos.
Si bien es verdad que en la vida terrenal hay sufrimientos que no son enviados por nuestro Padre sólo si tenemos fe en la salvación nos liberaremos, también es importante que esta palabra libertad, sepamos de qué nos libera más allá del sentimiento de libertad en cuanto a libre elección. Nos libera de todo aquello que nos hace sentirnos afligidos, sin esperanza, que no nos deja ser felices, encontrando una felicidad completa en la fe.
Por tanto estas palabra nos llevan a un mensaje de optimismo de alegría y de esperanza pero también a la responsabilidad, si es que nos sentimos hijos de Dios, será necesario demostrarlo con un estilo de vida que sea testimonio de lo que creemos y que a la vez ayude a los que están a nuestro alrededor como testigos de la Palabra de Dios.
En resumen, la esperanza con mayúsculas que nos trae la Palabra, es una cuestión de actitud en todo lo que hacemos y en como lo sentimos en dejarnos y prepararnos para ello.
Introducción
Queridos hermanos: volvemos a encontrarnos
junto al Señor para llenar la mente con su palabra, foguear el corazón con sus
ideales, vaciarnos de cosas que no aprovechan, corregir desvíos, animarnos a
dar nuevos pasos adelante. Abrámonos a la acción divina que siembra, fecunda y
hace germinar y crecer los granos del mejor trigo que el Señor quiere sembrar
en nuestra alma.
Comencemos cantando...
Saludo de bienvenida
Hemos parado la máquina, felices de
reencontrarnos en torno al Señor. Hemos postergado esas
aparentes urgencias que roban tiempo y
cuidado a cuestiones de suma importancia. Hemos silenciado los ruidos, para
escuchar al Señor, sin perder palabras, ¡y aquí estamos: habla, Señor, que
te escuchamos!
Que la gracia y la paz de Dios, nuestro
Padre, de su Hijo Jesucristo, el Señor, en la unidad del Espíritu Santo, estén
siempre con cada uno de ustedes.
Acto
penitencial
Acudamos humildes a los pies del Señor que
quiere levantarnos:
– Tú vienes a sembrar la verdad y el amor
de Dios, pero nosotros no preparamos el terreno y lo abandonamos a las cizañas
del mal. Señor, ten piedad de nosotros.
– Porque poco y nada hacemos viendo cómo
las malezas extienden sus raigones y ahogan tu siembra de amor a Dios y
al prójimo. Cristo te piedad de nosotros.
– Porque rasgamos nuestras vestiduras ante
los males del mundo, pero sin reconocer ni dolernos de los muchos granitos de
arena que les aportamos. Señor ten piedad de nosotros.
Dios todopoderoso tenga misericordia de
nosotros, perdone nuestros pecados y nos dé la vida eterna. Amén.
Liturgia de la
Palabra
Primera lectura (Is
55,10-11): Dios siembra semillas de verdad y santidad, y su gracia es la lluvia
oportuna que las hace germinar y crecer para bien de los hombres.
Así dice el Señor:
«Como bajan la lluvia y la nieve del cielo, y no vuelven allá sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que dé semilla al sembrador y pan al que come, así será mi palabra, que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que hará mi voluntad y cumplirá mi encargo.»
Palabra de Dios.
Salmo responsorial (Sal 64, 10-14): R.- La semilla cayó en tierra buena y dio fruto.
Segunda lectura (Rom
8,18-23): Nosotros, con la creación entera, anhelamos ardientemente la
liberación de todo mal, esperando la gloria de los hijos de Dios.
Hermanos:
Sostengo que los sufrimientos de ahora no pesan lo que la gloria que un día se nos descubrirá. Porque la creación, expectante, está aguardando la plena manifestación de los hijos de Dios; ella fue sometida a la frustración, no por su voluntad, sino por uno que la sometió; pero fue con la esperanza de que la creación misma se vería liberada de la esclavitud de la corrupción, para entrar en la libertad gloriosa de los hijos de Dios.
Porque sabemos que hasta hoy la creación entera está gimiendo toda ella con dolores de parto.
Y no sólo eso; también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior, aguardando la hora de ser hijos de Dios, la redención de nuestro cuerpo.
Palabra de Dios.
Evangelio (Mt
13,1-23): Jesús es el buen sembrador venido a esparcir semillas de justicia y
caridad, de reconciliación y esperanza, de paz y bien... y espera nuestra
respuesta...
Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente se quedó de pie en la orilla.
Les habló mucho rato en parábolas:
-«Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron.
Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó.
Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron.
El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos, ciento; otros, sesenta; otros, treinta.
El que tenga oídos que oiga. »
Se le acercaron los discípulos y le preguntaron:
-«¿Por qué les hablas en parábolas?»
Él les contestó:
-«A vosotros se os ha concedido conocer los secretos del reino de los cielos y a ellos no. Porque al que tiene se le dará y tendrá de sobra, y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. Por eso les hablo en parábolas, porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender. Así se cumplirá en ellos la profecía de Isaías: "Oiréis con los oídos sin entender; miraréis con los ojos sin ver; porque está embotado el corazón de este pueblo, son duros de oído, han cerrado los ojos; para no ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni entender con el corazón, ni convertirse para que yo los cure."
¡Dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen! Os aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis vosotros y no lo vieron, y oír lo que oís y no lo oyeron. Vosotros oíd lo que significa la parábola del sembrador:
Si uno escucha la palabra del reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino.
Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que la escucha y la acepta en seguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante, y, en cuanto viene una dificultad o persecución por la palabra, sucumbe.
Lo sembrado en zarzas significa el que escucha la palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas la ahogan y se queda estéril. Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ese dará fruto y producirá ciento o sesenta o treinta por uno.
Palabra del Señor.
Oraciones de
los fieles
Pidamos al Señor que nos ayude a trabajar
con ahínco y responsabilidad.
Digámosle con insistencia: Ayudanos,
Señor, a dar buenos frutos.
Señor Jesús, que con tanta ilusión siembras
en nosotros tus criterios y anhelos, ayúdanos roturar la dureza de la
inteligencia y el corazón y abrir surcos tibios y húmedos a tus semillas. Oremos.
Perdona si veces descuidemos la entrada a
nuestro campo y permitimos que nos invadan sembradores de cizañas, danos la
gracia de arrepentirnos y convertirnos a ti de todo corazón. Oremos.
Que nos contagiemos de los sentimientos de
Pablo que decía me gas- taré por la salvación de mis hermanos, ¡me muero si
no evangelizo!, porque son muchos los que gozan sembrando divisiones y
enfrentamientos, guerras y muertes. Oremos.
Que en todo pueblo y nación abunden
sembradores de reconciliación y fraternidad, de justicia y solidaridad, y que
las semillas de concordia y paz fructifiquen en todo hogar y vecindario. Oremos.
Te pedimos Jesús por el eterno des- canso
de cuantos vivieron sembrando tus semillas: que vean que su trabajo no fue en
vano y gocen viendo las buenas cosechas, y también rueguen por nosotros, para
que no nos cansemos de sembrar tu Evangelio. Oremos.
Oremos: Señor Jesús,
sembrador en la viña de tu Padre, que nos llamas a trabajar contigo, que
felices y agradecidos por tanta confianza, no nos cansemos de regar la siembra
con nuestro sudor y lágrimas, anhelando recibir tus denarios al final de la
jornada. Tú que vives y reinas por siempre. Amén
Presentación de las ofrendas
Pan
y vino que recibimos de tu bondad y ahora te presentamos, cuanto
somos y tenemos, cuanto podemos y esperamos, es don de un Dios que nos ama
desde siempre y para siempre, y ahora lo volvemos a él,
felices y agradecidos porque su amor no tiene igual. Cantemos...
Comunión
Llegado el momento de la intimidad con el
Señor, él mismo viene a reconfortarnos al calor de su corazón. Que mañana, al
reiniciar la tarea,
las urgencias y desafíos diarios no nos
hagan olvidar que, aún en medio del diario trajín, seguimos siendo sembradores
de su Evangelio. Cantamos...
Despedida y bendición final
Descansados al pie del altar, todos juntos
como hermanos, volvemos a casa, a nuestras ocupaciones, a
veces como la Marta de Betania.
Hoy Jesús se ha sembrado él mismo en
nosotros, esperando cosechar frutos de vida eterna.
Dios y Padre, que todo lo creaste de la
nada por tu Verbo, a quien enviaste al mundo para enseñarnos a ser hijos tuyos.
Dios Hijo Jesucristo, rostro visible del
Dios invisible, hombre entre los hombres, Salvador y Redentor.
Espíritu Santo, alma de la Trinidad,
abogado y consolador nuestro, que nos haces compartir la vida divina por
Cristo, con él y en él.
Dios Santo, santo, santo, de infinita bondad
y misericordia, bendícenos hoy y siempre en el nombre del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo. Amén.
FELIZ DOMINGO EN EL SEÑOR !!
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