Introducción a la celebración
Hermanos: Dios quiere la felicidad, la
salvación de todos sus hijos sin exclusión alguna. Pero siente una especial
compasión por los débiles, los excluidos, los marginados, en una palabra, por
aquellos que más la necesitan.
En este 23º domingo durante el año, todas las lecturas –con diversas
imágenes– nos muestran la predilección de Dios por los pobres, los débiles y
los enfermos, animándonos a “oír” su clamor y “ver” sus necesidades.
Nos ponemos de pie. Recibimos al padre que
presidirá nuestra eucaristía y, con alegría y como hermanos, iniciamos nuestra
celebración cantando.
Saludo inicial
¿Acaso
Dios no ha elegido a los pobres de este mundo para enriquecerlos en la fe y
hacerlos herederos del Reino?, nos dirá Santiago en la Segunda lectura.
Hermanos:
La liturgia de hoy nos habla del mayor “signo” que presenta el Reino de Dios:
su predilección por los más necesitados.
La bondad inagotable de Dios,
que ha hecho de los pobres,
los débiles y los enfermos,
sus hijos predilectos,
esté con todos ustedes.
Acto
penitencial
A cuantos somos sordos para escuchar y
practicar su Palabra, el Señor nos cura con su perdón. Abrámosle el corazón.
– Tú, defensor de los oprimidos.
Señor,
ten piedad.
– Tú, libertador de los cautivos.
Cristo,
ten piedad.
– Tú, protector de los pobres.
Señor, ten piedad.
Gloria
Reunidos en el Espíritu Santo, alabemos al
Padre y supliquemos al Hijo, su Mesías: Gloria...
Liturgia de la Palabra
Primera lectura (Is 35, 4-7a): El profeta Isaías, a través de ejemplos concretos, describe
cómo Dios renueva la esperanza de su pueblo.
Decid a los cobardes de corazón:
-- Sed fuertes, no temáis. Mirad a vuestro Dios que trae el desquite, viene en persona, os resarcirá y os salvará. Se despegarán los ojos del ciego, los oídos del sordo se abrirán, saltará como un ciervo el cojo, la lengua del mundo cantará. Porque han brotado aguas del desierto, torrentes de la estepa; el páramo será un estanque, lo reseco un manantial.
Palabra de Dios
Salmo (Sal 145, 7-10): En respuesta a la promesa de Dios,
el salmo “alaba al Señor” por las maravillas que obra con los que sufren.
Participamos de esta oración aclamando: ¡Alaba al Señor, alma mía!
Segunda
lectura (Sant 2, 1-7): El cristiano no debe marginar a los
pobres e ignorantes, si pretende ser coherente con su fe.
Hermanos:
No juntéis la fe en Nuestro Señor Jesucristo glorioso con la acepción de personas. Por ejemplo; llegan dos hombres a la reunión litúrgica. Uno va bien vestido y hasta con anillos en los dedos; el otro es un pobre andrajoso. Veis al bien vestido y le decís: "Por favor, siéntate aquí, en el puesto reservado." Al otro, en cambio: "Estate ahí de pie o siéntate en el suelo". Si hacéis eso, ¿no sois inconsecuentes y juzgáis con criterios malos? Queridos hermanos, escuchad: ¿Acaso no ha elegido Dios a los pobres del mundo para hacerlos ricos en la fe y herederos del reino que prometió a los le aman?
Palabra de Dios
Evangelio (Mc 7, 31-37): La curación del
sordomudo es un “signo” de la predilección de Dios por los que sufren.
En aquel tiempo, dejó Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del lago de Galilea, atravesando la Decápolis. Y le presentaron a un sordo, que, además, apenas podía hablar; y le piden que le imponga las manos. Él, apartándolo de la gente a un lado, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó le lengua: Y mirando al cielo, suspiró y le dijo:
-- Effetá (esto es, "ábrete").
Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba sin dificultad. Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, con más insistencia proclaman ellos. Y en el colmo del asombro decían:
-- Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos.
Palabra del Señor
Credo
Creemos en la Palabra de Dios que nos
comunicó la liturgia. Proclamemos con fe: Creo...
Oración de los fieles
Elevemos nuestra
súplica a Dios, que “tiene sus oídos atentos al clamor de quienes lo invocan de
corazón”.
A cada intención,
pedimos: Abre nuestro corazón para
imitar tu bondad.
Para que sean
correspondidos los esfuerzos de la
Iglesia por dialogar con las otras confesiones cristianas y
las otras religiones.
Oremos.
Para que los dirigentes de la sociedad den prioridad al clamor de los más
necesitados.
Oremos.
Para que los discapacitados no sean segregados y ocupen, en la sociedad,
el lugar que les pertenece.
Oremos.
Para que todos
nosotros abramos los oídos y el corazón a la Palabra de Dios, imitando su bondad. Oremos.
Abre,
Señor, nuestro corazón para que imitemos tu bondad asistiendo con fervor a los
pobres, los débiles y los enfermos.
Te lo pedimos...
Presentación de las ofrendas
Después de
alimentarnos con la palabra de Dios, preparamos la mesa de la eucaristía. Junto
al pan y el vino, presentemos al Señor el fruto de nuestra generosidad, para
socorrer a los más necesitados.
Prefacio ((P.E. V/c)
Jesús
nos muestra su predilección por los marginados. Por eso, elevemos el corazón en
alabanza y demos gracias al Señor, nuestro Dios, porque, en Jesucristo, manifiesta
su amor para con los pobres y enfermos.
Padrenuestro
Al
prepararnos para comulgar, invoquemos con fe al Padre bondadoso, que tiene
predilección por sus hijos necesitados. Padre nuestro...
Cordero de Dios
El Señor hace
justicia a los oprimidos y da pan a los hambrientos. Él
es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la Cena del Señor.
Comunión
Hermanos: La
unión con Cristo, presente en la eucaristía, alimentará nuestro propósito de
imitar su bondad. Con alegría, vayamos a recibir el Pan de Vida.
Avisos parroquiales
(Después de la
Oración poscomunión).
Rito de conclusión
La Misa ha terminado. Nuestra
misión comienza.
Hermanos:
La misión de hoy es particularmente hermosa: imitar la bondad de Jesús,
preocupándonos por los pobres, los débiles y los enfermos.
REFLEXIÓN DE LA PALABRA DEL DOMINGO
-"Le presentaron un sordo, que, además, apenas podía hablar; y le piden que le imponga las manos".
Las escenas de milagros en el Evangelio son extraordinariamente simples, alejadas de todo espectáculo; comprendidas en su profundidad expresan de modo entrañable, incluso emocionante, la extraordinaria aventura del hombre y su relación con Dios.
El enfermo que se acerca a Jesús es siempre representante del dolor y la esperanza de la humanidad entera, es la descripción simbólica de nuestra indigencia. El gesto de Jesús es como un sacramento del amor de Dios que significa la Plenitud que él da, es un signo de la vida que se suscita en el corazón de todos los hombres. Hoy se acerca a Jesús un sordo y mudo. Y Jesús le toca y le cura. Una mirada penetrante sobre la humanidad de todos los tiempos, también la nuestra, descubre, bajo el griterío humano, un conjunto de sordos y mudos; y Jesucristo cura, es decir, abre oídos y desata lenguas, el oído y la lengua del corazón.
-Jesús le metió los dedos en los oídos y con saliva le tocó la lengua... y le dijo Effetá (esto es, "ábrete"). Los hombres corremos el peligro de estar cerrados a la verdad; cada uno de nosotros va recorriendo su camino, guiado por sus categorías y no escucha o no atiende a la luz. En medio de este mundo Jesús dice y es la Verdad. Su Palabra, su Vida, su Muerte, hablan, anuncian la Verdad sobre Dios, sobre la Vida, sobre la esperanza, sobre la pobreza, sobre el hombre auténtico. El gesto de Jesús que toca el oído con el dedo es un pequeño signo de toda su persona que anuncia al Dios vivo y habla de la vida humana plena; cuando Jesús toca realmente el oído es cuando dice: "Dichosos los que trabajan por la paz", o "no sólo de pan vive el hombre", o "reunid tesoros que no se echen a perder", o "Dios es como un Padre que acoge al hijo que vuelve". Esta es la verdad sobre Dios y sobre el hombre, que abre el oído y penetra en el corazón hasta suscitar el asentimiento y la entrega.
Cuando el hombre ha experimentado que se le abren los oídos interiores por la experiencia interior de la luz, inmediatamente se le desata la lengua. Deja de hablar de superficialidades, de tonterías, deja de dar importancia a cosas que no la tienen y habla de la Verdad, de la Justicia, de la Paz; habla de la clase de hombre que hay que ser y de Dios que ama; toda su persona anuncia otro mundo. El mismo Jesús dice: "de la abundancia del corazón habla la boca" (Mt 12, 34); cuando el corazón ha comprendido las bienaventuranzas, la cruz o la resurrección, la lengua habla de la alegría del servicio, de la esperanza de la vida.
-"Al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba sin dificultad".
El sordo-mudo es signo, además, de otra realidad: los hombres acostumbramos a vivir encerrados los unos para con los otros, ignorándonos, pasándonos mutuamente de largo; no nos sabemos escuchar y no nos sabemos hablar. En la familia, en el trabajo, entre amigos; con frecuencia damos la sensación de que las palabras, más que comunicarnos, llenan vacíos. La obra de Dios consiste en hacer posible que los hombres salgamos del recinto cerrado de nuestro castillo y nos comuniquemos. Este es el lenguaje del amor entre personas.
FELIZ DOMINGO EN LA PAZ DEL SEÑOR !
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