Santoral
Introducción a la celebración
Hermanos y hermanas: Los hombres de hoy somos muy sensibles a la justicia y también a cuanto se refiere a la retribución de nuestro trabajo.
En este 25º domingo durante el año, Jesús narra una parábola desconcertante para los criterios humanos. En ella veremos cómo “los pensamientos de Dios no son nuestros pensamientos”. Dios es Padre, y por ello, trasciende infinitamente nuestra idea de justicia y se atiene, principalmente, a su amor misericordioso para con todos.
Nos ponemos de pie. Recibimos al padre que, en nombre de Cristo, presidirá nuestra eucaristía y, uniendo nuestros corazones y nuestras voces, cantamos.
Saludo inicial
¿Por qué tomás a mal que yo sea bueno?, dice Jesús.
Hermanos: La liturgia de hoy nos mostrará que “Dios es bueno con todos y tiene compasión de todas sus criaturas”.
Bendito sea Dios,
el Padre de nuestro Señor Jesucristo,
cuya bondad supera infinitamente a la justicia,
y que su amor permanezca con ustedes.
Acto penitencial
El Señor nos tiene compasión porque es generoso en perdonar. Por eso abramos nuestro corazón a su misericordia.
– Tú eres el Camino: Cuando no te buscamos con ardor.
Señor, ten piedad.
– Tú eres
Cristo, ten piedad.
– Tú eres
Señor, ten piedad.
Gloria
¡Grande es el Señor y muy digno de alabanza! Por eso alabamos su nombre sin cesar: Gloria...
Primera lectura (Is 55, 6-9): El profeta Isaías muestra a Dios siempre dispuesto a compadecerse y perdonar a quienes lo buscan.
Busquen al Señor mientras lo pueden encontrar, invóquenlo mientras está cerca; que el malvado abandone su camino y el criminal sus planes; que regrese al Señor, y él tendrá piedad; a nuestro Dios, que es rico en perdón.
Mis pensamientos no son los pensamientos de ustedes, sus caminos no son mis caminos, dice el Señor. Porque así como aventajan los cielos a la tierra, así aventajan mis caminos a los de ustedes y mis pensamientos a sus pensamientos.
Salmo (Sal 144, 2-3. 8-9. 17-18): Como un eco de este mensaje, el Salmo resalta la bondad y compasión de Dios. Participamos de esta oración, aclamando:
Bendeciré Al Señor eternamente.
Un día tras otro bendeciré tu nombre y no cesará mi boca de alabarte. Muy digno de alabanza es el Señor, por ser su grandeza incalculable.
R. Bendeciré al Señor eternamente.
El Señor es compasivo y misericordioso, lento para enojarse y generoso para perdonar. Bueno es el Señor para con todos y su amor se extiende a todas sus criaturas.
R. Bendeciré al Señor eternamente.
Siempre es justo el Señor en sus designios y están llenas de amor todas sus obras. No esta lejos de aquellos que lo buscan; muy cerca está el Señor, de quien lo invoca.
R. Bendeciré al Señor eternamente.
Segunda lectura (Flp 1, 20b-26): San Pablo expresa, con gozo, que su vida es Cristo y que desea estar con él en la gloria o en el trabajo evangelizador.
Hermanos:
Ya sea por mi vida, ya sea por mi muerte Cristo será glorificado en mí. Porque para mí, la vida es Cristo, y la muerte una ganancia. Pero si el continuar viviendo en este mundo me permite trabajar todavía con fruto, no sabría yo qué elegir.
Me hacen fuerza ambas cosas: por una parte el deseo de morir y estar con Cristo, lo cual, ciertamente, es con mucho lo mejor; y por la otra, el de permanecer en vida, porque esto es necesario para el bien de ustedes. Por lo que a ustedes toca, lleven una vida digna del Evangelio de Cristo.
Evangelio (Mt 19, 30— 20, 16): La parábola que narra Jesús nos muestra que Dios obra generosamente y con la libertad del amor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola:
«El Reino de los cielos es semejante a un propietario que, al amanecer, salió a contratar trabajadores para su viña. Después de quedar con ellos en pagarles un denario por día, los mandó a su viña. Salió otra vez a media mañana, vio a unos que estaban ociosos en la plaza y les dijo:
“Vayan también ustedes a mi viña y les pagaré lo que sea justo”.
Salió de nuevo a medio día y a media tarde e hizo la mismo. Por último, salió también al caer la tarde y encontró todavía otros que estaban en la plaza y les dijo:
“¿Por qué han estado aquí todo el día sin trabajar?”
Ellos le respondieron:
“Porque nadie nos ha contratado”.
El les dijo:
“Vayan también ustedes a mi viña”.
Al atardecer, el dueño de la viña le dijo a su administrador:
“Llama a los trabajadores y págales su jornal, comenzando por los últimos hasta que llegues a los primeros”.
Se acercaron, pues, los que habían llegado al caer la tarde y recibieron un denario cada uno.
Cuando les llegó su turno a los primeros, creyeron que recibirían más; pero también ellos recibieron un denario cada uno. Al recibirlo, comenzaron a reclamarle al propietario, diciéndole:
“Esos que llegaron al último sólo trabajaron una hora y, sin embargo, les pagas lo mismo que a nosotros, que soportamos el peso del día y del calor”.
Pero él respondió a uno de ellos:
“Amigo, yo no te hago ninguna injusticia. ¿Acaso no quedamos en que te pagaría un denario? Toma, pues, lo tuyo y vete. Yo quiero darle al que llegó al último lo mismo que a ti. ¿Qué no puedo hacer con lo mío lo que yo quiero? ¿O vas a tenerme rencor porque yo soy bueno?”
De igual manera, los últimos serán los primeros, y los primeros, los últimos».
Credo
Proclamemos nuestra fe en un Dios, Padre todopoderoso, compasivo y misericordioso. Creo...
Oración de los fieles
Hermanos: Dios está cerca de quienes lo invocan. Oremos a este Padre bondadoso y compasivo por las necesidades de todo el mundo.
A cada intención, pedimos: Que seamos bondadosos y compasivos.
Para que
Para que los que tienen el poder económico comprendan que es necesario una mayor justicia y espíritu de solidaridad. Oremos.
Para que los que se consideran “últimos”, alejados y hasta excluidos del Reino, experimenten la bondad del Señor. Oremos.
Para que nunca nos quejemos a Dios, creyendo que trabajamos demasiado por el Reino. Oremos.
Señor, Dios nuestro, ya que estás cerca de quienes te invocan, ayúdanos a ser bondadosos y compasivos, para que demos testimonio de tu inmensa bondad.
Te lo pedimos...
Presentación de las ofrendas
Dios nos ha colmando de bienes materiales y espirituales. Por eso, presentemos al Señor el trabajo que hacemos en su viña, dando con amor lo que por amor hemos recibido.
Prefacio (propio)
Cristo nos ha mostrado que la bondad de Dios supera su justicia. Por eso, junto al celebrante, demos gracias al Señor, nuestro Dios, porque él es bueno y la fuente de la vida
Padrenuestro
Al Padre, justo y grande en su bondad para con todos, elevemos nuestra oración. Padre nuestro...
Cordero de Dios
Busquen al Señor mientras se deja encontrar. Él es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a
Comunión
Hermanos: El servidor por excelencia, enviado por el Padre, Cristo Jesús, nos sostiene para trabajar con él por el Reino. Con alegría, vayamos a recibir el Pan de Vida.
Avisos parroquiales
(Después de
Rito de conclusión
Hermanos: Que en adelante nadie se queje por la generosidad con que Dios trata a los que consideramos “últimos” en el Reino. Recibamos nuestro denario –es decir, el amor gratuito de Dios– y volvamos a casa llenos de alegría por tener un Dios bondadoso y compasivo.
El Señor esté con ustedes.
Toca nuestro corazón, Señor,
para que aceptemos las palabras de tu Hijo.
Y que la bendición de Dios...
Canto Final
Queridos amigos: Con el gozo de poder trabajar en la viña del Señor, nos retiramos cantando.
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