Color: Verde
Santoral
Beato Tomás de Florencia
San Quintín
En este 31 domingo durante el año, la liturgia nos muestra el amor bondadoso de Dios por todas sus criaturas y, en especial, por el hombre a quien nunca rechaza, sino que lo busca para apartarlo del mal y ofrecerle el perdón y la salvación.
Nos ponemos de pie. Recibimos al padre que, en nombre de Cristo, presidirá nuestra eucaristía y, uniendo nuestros corazones y nuestras voces, cantamos.
Otra liturgia reconfortante y consoladora. Otra liturgia dedicada al amor misericordioso de Dios.
La gracia, la misericordia
y la paz de Dios,
que se compadece de todos
y ama todo lo que existe,
estén con ustedes.
– Tú nos buscas, cuando nos cerramos a tu misericordia.
Señor, ten piedad.
– Tú nos perdonas, cuando no sentimos tu misericordia.
Cristo, ten piedad.
– Tú nos salvas, cuando no correspondemos a tu misericordia.
Señor, ten piedad.
Primera lectura (Sab 11, 22—12, 2): El Dios que nos llamó a la vida nunca dejará de amarnos y ofrecernos su perdón.
Pero te compadeces de todos, porque todo lo puedes, cierras los ojos a los pecados de los hombres, para que se arrepientan.
Amas a todos los seres y no odias nada de lo que has hecho; si hubieras odiado alguna cosa, no la habrías creado.
Y ¿cómo subsistirían las cosas, si tú no lo hubieses querido?
¿Cómo conservarían su existencia, si tú no las hubieses llamado?
Pero a todos perdonas, porque son tuyos, Señor, amigo de la vida.
Todos llevan tu soplo incorruptible.
Por eso, corriges poco a poco a los que caen, les recuerdas su pecado y los reprendes, para que se conviertan y crean en ti, Señor.
Salmo (Sal 144, 1-2. 8-11. 13-14): En armonía con este mensaje, el salmo bendice y alaba al Señor. Participemos de esta oración, aclamando:
El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad; el Señor es bueno con todos, es cariñoso con todas sus criaturas. R.
Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, que te bendigan tus fieles; que proclamen la gloria de tu reinado, que hablen de tus hazañas. R.
El Señor es fiel a sus palabras, bondadoso en todas sus acciones. El Señor sostiene a los que van a caer, endereza a los que ya se doblan. R.
Os rogamos, hermanos, a propósito de la venida de nuestro Señor Jesucristo y de nuestra reunión con él, que no perdáis fácilmente la cabeza ni os alarméis por supuestas revelaciones, dichos o cartas nuestras, como si afirmásemos que el día del Señor está encima.
Un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de distinguir quién era Jesús, pero la gente se lo impedía, porque era bajo de estatura. Corrió más adelante y se subió a una higuera, para verlo, porque tenía que pasar por allí.
Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y dijo: "Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa."
Él bajo en seguida y lo recibió muy contento.
Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: "Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador."
Pero Zaqueo se puso en pie y dijo al Señor: "Mira, la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más."
Jesús le contestó: "Hoy ha sido la salvación de esta casa; también este es hijo de Abrahán.
Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido."
Credo
Oración de los fieles
A cada intención, pedimos:
Ayúdanos a aceptar tu misericordia.
Por la Iglesia: para que goce de paz y libertad en los países en que el cristianismo es perseguido. Oremos.
Por los responsables del complejo mundo de la economía: para que la pongan al servicio del hombre. Oremos.
Por los pecadores que buscan a Jesús y por los que no lo buscan tanto: para que todos alcancen la misericordia de Dios. Oremos.
Por nuestra comunidad parroquial: para que valoremos el sacramento de la reconciliación como un signo real de reparación. Oremos.
(Añadir y/o sustituir intenciones).
Ya que tú te compadeces de todos, ayúdanos a aceptar tu misericordia para que todos los hombres se conviertan. Te lo pedimos...
Después de alimentarnos con la Palabra de Dios, preparemos la mesa de la eucaristía. Junto al pan y el vino, presentemos todas las cualidades y carismas que el Señor nos regaló.
Cordero de Dios
Avisos parroquiales
(Después de la oración pos-comunión).
La misa ha terminado. Nuestra misión comienza. El Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido, nos dijo Jesús.
Hermanos: nuestra misión es aceptar la misericordia de Dios y ayudar a que otros también la descubran.
El Señor esté con ustedes.
Señor, que amas la vida
y te compadeces de todos,
caminar sin tropiezos
hacia los bienes eternos.
Y que la bendición de Dios...
Despedida