Él nos pide que no adoremos al dinero, que no le convirtamos en un ídolo que esclaviza. Y, sin embargo, es capaz de reconocer el ingenio –el del administrador infiel—que ha sabido sortear el poder del vil metal. Es escuchando, pues a Jesús en la parábola del administrador astuto, y sobre todo, en las últimas frases del texto de Lucas, donde se advierte que vivimos inmersos en una sociedad dominada por la corrupción que, invariablemente, produce la acumulación de riquezas. En fin, que Jesús de Nazaret nos recomienda, sobre todo, ir por la vida ligeros de equipaje, como siempre hizo, Él. Además, sabemos que la terrible crisis que estamos sufriendo estos años proviene de la desmedida avaricia de algunos sectores financieros…
Introducción a la
celebración
Hermanos y hermanas: El dinero ocupa un lugar
importante en la vida del hombre, a tal punto que no son pocos los que hacen
del dinero un “ídolo”, su propio dios.
En este domingo, la liturgia nos plantea
el problema del uso del dinero y, por extensión, de todos los bienes
materiales.
El cristiano que quiere seguir seriamente a
Cristo debe darle a todas las cuestiones que plantea la vida una solución
evangélica. Eso nos enseña hoy Jesús.
Nos ponemos de pie. Recibimos al padre que,
en nombre de Cristo, presidirá nuestra eucaristía, y, uniendo nuestros
corazones y nuestras voces, cantamos.
Saludo inicial
No podemos servir a Dios y al dinero, dice Jesús.
Hermanos: La liturgia de hoy es fuerte: ¡Nos “toca el bolsillo”! O,
mejor dicho, esa debilidad tan extendida de adorar al dios dinero. ¡Cuántos
abusos, cuántos hermanos explotados, cuántas injusticias se cometen con tal de
tener más y más dinero! Jesús nos propone algo mejor.
Que el Dios del amor y de la paz, que levanta del polvo al desvalido y
alza al pobre de su miseria,
los acompañe y permanezca siempre con ustedes.
Acto penitencial
Yo soy el Salvador de mi pueblo”, dice el Señor. Recurramos a su
misericordia pidiendo perdón por nuestras faltas.
– Salvador nuestro. Cuando pretendemos aprovecharnos económica- mente de
los demás...
Señor, ten piedad.
– Redentor nuestro. Cuando somos deshonestos en el uso del dinero...
Cristo, ten piedad.
– Mediador nuestro. Cuando servimos más al dinero que a Dios...
Señor, ten piedad
Gloria
Alabemos y glorifiquemos a Dios, que nos ha llamado a trabajar por un
mundo más solidario: Gloria...
Liturgia de la Palabra
Primera lectura (Am 8, 4-7): El profeta Amós condena en nombre de Dios a quienes se
aprovechan de los pobres.
Escuchad esto, los que exprimís al pobre, despojáis a los miserables, diciendo: «¿cuándo pasará la luna nueva, para vender el trigo, y el sábado, para ofrecer el grano?» Disminuís la medida, aumentáis el precio, usáis balanzas con trampa, compráis por dinero al pobre, al mísero por un par de sandalias, vendiendo hasta el salvado del trigo. Jura el Señor por la Gloria de Jacob que no olvidará jamás vuestras acciones.
Palabra de Dios
Salmo (Sal 112, 1- 2. 4-8): Confirmando esta advertencia, el salmo reafirma la
preocupación de Dios por el desvalido y el pobre. Participamos de esta oración
aclamando:
¡Alaben al Señor, que alza al pobre!
Segunda lectura (1Tim 2, 1-8): San Pablo nos enseña a orar por todos, para que haya paz
y justicia.
Querido hermano:
Te ruego, pues, lo primero de todo, que hagáis oraciones, plegarias, súplicas, acciones de gracias por todos los hombres, por los reyes y por todos los que están en el mundo, para que podamos llevar una vida tranquila y apacible, con toda piedad y decoro. Eso es bueno y grato ante los ojos de nuestro Salvador, Dios, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. Pues Dios es uno, y uno solo es el mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús, que se entregó en rescate por todos: éste es el testimonio en el tiempo apropiado: para él estoy puesto como anunciador y apóstol --digo la verdad, no miento--, maestro de los paganos en fe y verdad. Encargo a los hombres que recen en cualquier lugar, alzando las manos limpias de ira y divisiones.
Palabra de Dios
Evangelio (Lc 16, 1-13): El discípulo de Cristo ha de aprender a ser fiel, en el
manejo del dinero, para no anteponerlo al amor del único Dios.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-- Un hombre rico tenía un administrador, y le llegó la denuncia de que derrochaba sus bienes. Entonces lo llamó y le dijo: "¿Qué es eso que me cuentan de ti? Entrégame el balance de tu gestión, porque quedas despedido. El administrador se puso a echar sus cálculos: ¿Qué voy a hacer ahora que mi amo me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa. Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo al primero: ¿Cuánto debes a mi amo? Éste respondió: Cien barriles de aceite. Él le dijo: Aquí está tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta. Luego dijo a otro: Y tú, ¿cuánto debes" Él contestó: Cien fanegas de trigo. Le dijo: Aquí está tu recibo, escribe ochenta. Y el amo felicitó al administrador injusto, por la astucia con que había procedido. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz.
-- Y yo os digo: ganaos amigos con el dinero injusto, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas. El que es de fiar en lo menudo también en lo importante es de fiar; el que no es honrado en lo menudo tampoco en lo importante es honrado. Si no fuisteis de fiar en el vil dinero, ¿quién os confiará lo que vale de veras? Si no fuisteis de fiar en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará? Ningún siervo puede servir a dos amos, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero.
Palabra del Señor
Credo
Proclamemos nuestra fe en un Dios que resumió todos los mandamientos en
la única ley del amor. Creo...
Oración de los fieles
La recomendación de Pablo que leímos en la Segunda lectura es el origen
de nuestra oración de los fieles. Recemos con fervor por la Iglesia y por la
humanidad.
A cada intención respondemos: Ayúdanos, Señor a no ser esclavos del
dinero.
Por los organismos de caridad de la Iglesia, para que dispongan de los
recursos materiales necesarios. Oremos.
Por los que tienen el poder económico, para que no se aprovechen mal de
eso y busquen el bien común. Oremos.
Por los explotados e indefensos, para que les llegue la hora de la
justicia. Oremos.
Por nosotros, para que estemos vigilantes sobre nuestro instinto de
posesión y no transformemos al dinero en nuestro dios. Oremos.
(Sustituir y/o añadir intenciones).
Ayúdanos, Señor, a serte fieles en lo poco, a ganar amigos para la vida
eterna y a construir una sociedad más justa y fraterna. Te lo pedimos...
Presentación de las ofrendas
Después de alimentarnos con la Palabra de Dios, preparamos la mesa de la
eucaristía. Junto con los dones de pan y vino, presentemos al Señor el
propósito de no dejarnos atrapar por el instinto de posesión y de avaricia.
Prefacio
(P.E.Vc)
El Señor es el defensor de los pobres. Por eso, rubriquemos con el canto
del Santo la alabanza y la acción de gracias al Padre, porque “en Jesucristo manifiesta
su amor para con los pobres y pequeños”.
Padrenuestro
Al prepararnos a recibir el pan de vida, pidamos al Padre bondadoso el
pan de cada día y la voluntad de compartirlo con los necesitados. Padre
nuestro...
Cordero de Dios
Así dice el Señor: “Vengan a mí todos los que están cansados y
agobiados, y yo los aliviaré”.
Éste es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, Jesús, que nos
llama a servirlo con fidelidad. Dichosos ustedes, los invitados, a la Cena del
Señor.
Comunión
Hermanos: La comunión con el pan eucarístico nos compromete a vivir desapegados
de los bienes terrenales para ser solidarios con los pobres y desvalidos. Con
alegría, marchemos a la cena del Señor.
Avisos parroquiales
(Después de la Oración poscomunión).
Rito de conclusión
La misa ha terminado. Nuestra misión comienza.
Hermanos: “No pueden servir a Dios y al dinero”, nos ha dicho Jesús.
Procuremos que nuestras vidas mues- tren al mundo una manera diferente
de administrar los bienes: mayor desapego y generosidad, mayor caridad y
solidaridad.
Que el Señor esté con ustedes.
Que tu bondad, Señor,
otorgue a tus hijos todo lo necesario y un corazón
generoso,
para levantar del polvo al desvalido y alzar al pobre de su miseria.
Y que la bendición de Dios...
Despedida
Queridos amigos: Con alegría, por haber glorificado a Dios en el día del
Señor, nos retiramos cantando.